Parecen días de pandemia, pero no. Chary, leyenda del punk local al frente del grupo marplatense Loquero, es el primero que se suma al zoom. “Hoy no fui a la playa porque ando con unos problemas familiares y no estoy con ganas de salir. Pero últimamente le he tomado el gusto al mar y la playa, cosa que de chico odiaba, le tenía aversión a la gente que iba a esos lugares más que nada. Con el tiempo fui cambiando, metiéndome a nadar, explorando otras cosas y ahora, de viejo, me hice nadador, cualquiera, ja”.
Tras unos minutos de charla casual, Gori, exFun People y líder de Fantasmagoria, llega al encuentro virtual y pide disculpas por el retraso, pero no se lo escucha. “Estás muteado, ja, ja”. Parecen días de pandemia, pero no. La entrevista con dos de los cuatro integrantes del nuevo supergrupo local de hardcore-punk Sobretodo Negro se hace a la distancia debido a que los músicos viven en diferentes ciudades: Chary en La Feliz, Gori en Buenos Aires, el “Chino” Biscotti (Cadena Perpetua) en Barcelona y Tomás Notcheff (exDios, actual Mueran Humanos) en Berlín. “Nunca estuvimos los cuatro en el mismo lugar al mismo tiempo… O tal vez sí, en algún recital como público, pero no lo sabemos, ja, ja”, arriesga Gori.
Cuenta la historia que Loquero y Fun People realizaron una gira conjunta en 1999, con un colectivo alquilado, durante 30 días y por todo el país. Durante los cientos de kilómetros de ruta, Chary y Gori fantaseaban con ser parte de una banda imaginaria, Pasajera en Trance. Pero sus caminos se separaron y casi un cuarto de siglo después, ambos volvieron a coincidir en un festival con sus respectivas bandas. “Con Chary (de @loquero.oficial) craneando desde hace veinticuatro años nuestro proyecto PASAJERA EN TRANCE, pronto a ver la luz en cuanto consigamos un baterista con los suficientes problemas mentales”, posteó Gori acompañando el texto con una foto de los dos en su cuenta de Instagram.
Gori: A ese posteo me respondieron seis chabones postulándose y diciendo que cumplían con los requisitos, ja, ja. Me encantó eso y se lo comenté a Chary: “Me parece que vamos a tener que grabar algo”. Pero bueno, para la batería lo llamamos al Chino, de Cadena Perpetua, que todavía vivía acá, y ahí empezó todo.
Sobretodo Negro tiene apenas editado un tema (“Litio”) y la promesa de un segundo (“Selfie”) que ya está en las gateras. Sin planes de shows ni giras ni álbum ni mucho más, al menos por ahora, Chary y Gori se entusiasman con el proyecto, discuten sobre sus preferencias musicales, se desconocen mutuamente hablando sobre el legado del punk y dejan registrada una charla fresca y desopilante que dan ganas de que esta reunión virtual se materialice algún día arriba de un escenario. ¿Será?
Gori: Después de aquella noche, le empecé a pasar temas para que Chary le pusiera las letras. Le mandé un tema por día durante diez días hasta que me dijo: “Ya está, dejá de mandarme canciones”… ja, ja. Me inspiró toda esa cosa de los 80, que era una movida más dark. Quería hacer algo así y por eso se me había ocurrido el nombre Sobretodo Negro, una banda que sea medio mala onda, tipo Bauhaus o Birthday Party, que no suene nada amigable. Como faltaba un bajista se me ocurrió decirle a Tomás Notcheff, que viene de la misma escuela y se copó, grabó los bajos desde Berlín.
Chary: Por ahora están estos dos temas y hay más, pero los dos somos conscientes de que es un proyecto fantasma este. Al no tener ningún contacto de cercanía para efectivizar una tocada, un show o lo que sea, sabemos que es todo una fantasmeada… Pero como somos muy creativos nos gusta este juego.
Son como unos Gorillaz punk…
G: Gorillaz con cresta, ja… El tema es que dónde vamos a ensayar si hay dos que viven afuera. Tendría que ser en un punto medio, en el medio del océano.
C: Nosotros podemos ensayar en Dolores… y ellos en Zurich, que es más o menos la mitad.
G: Además, qué show vamos a hacer si tenemos un solo tema… ja. Igual, todos tenemos nuestros proyectos, y sabemos que esto es algo paralelo y muy relajado.
C: Hay algo que quiero decir: “Llevábamos tiempo queriendo hacer algo juntos” (Chary imposta su voz)… Siempre quise decir eso. Se lo dice Barney Gómez, de los Simpson, a Linda Ronstadt, una cantante de los 60. Están en un jacuzzi y dice esa frase… Ya está, siempre quise decir eso…
G: Siempre hay un capítulo de los Simpson para usar en la vida real.
Para músicos como ustedes, que vienen del palo hard-core y punk, ligado mucho a tocar y tocar, ¿cómo llevan esta situación de banda virtual?
C: Yo particularmente no me banco los ensayos. Soy supervago, no soporto el ruido a latas, no soporto los amplificadores, tengo que llevar algo para los oídos porque los enfermos con los que toco tocan muy fuerte. Casi siempre me quiero ir afuera a tomar una birra con el dueño de la sala. Así que por mí así está bien… Ensayé todos los días durante muchos años y llega un punto en que tampoco está tan bueno. Gori no va a estar de acuerdo conmigo, pero uno pierde cierta espontaneidad, cierta claridad, al ensayar todos los días. Se convierte en algo medio rutinario, donde empiezan a molestarte algunas cosas del otro también. Ni hablar cuando viajás y tenés muchos días de gira. Los dos tenemos mucho de eso encima y no sé si estamos como para ensayar. Yo creo que básicamente somos vagos, ja, ja.
G: Estoy bastante de acuerdo con eso de que no hay que ensayar mucho, sino lo necesario. Está bueno dejar algo para la improvisación, para el vivo. Si ensayás mucho, se pone medio burocrático y estás ensayando algo que ya salió bien. Y si ya sale bien por ahí cuando tocás en el show te desconcentrás, porque no pensás en lo que estás tocando. Creo que si en algún momento podemos estar todos juntos en una sala, habría que grabar directamente, como era la fórmula de Bombas de Amor: Nos juntábamos un día antes y al otro día grabábamos. Así también grabé con Delete, una banda de hardcore que tiene un tema que se llama “Rati nazi”.
C: Ja, ja, ja… ¿De que habla e tema, che?
G: Es una canción de amor, ja, ja, ja. El día que lo grabamos compusimos ocho canciones y el disco dura siete minutos y algo. Así, palo y a la bolsa. Esa espontaneidad, que está buenísima, se está perdiendo en el rock y veo que los pibes que hacen música urbana, rap, trap, se juntan en un departamento y graban en una compu con una calidad muy buena. Hacen la canción, la rapean, la mezclan y la suben a Spotify el mismo día. Esa frescura por ahí se está perdiendo un poco en el rock y yo estoy tratando de apuntarle a eso.
¿Hicieron alguna reunión por Zoom con el resto de la banda o ni siquiera?
G: No. Hace tres días hicimos un grupo de WhatsApp para no tener que escribir tres veces el mismo mensaje. Pero el grupo tiene muy poca actividad. Todavía nadie mandó porno ni nada de eso.
C: Igualmente hacemos acotaciones musicales todos para las canciones. El tema va tomando forma según las distintas percepciones musicales de cada uno. Si bien venimos del mismo lado, por ahí tenemos un criterio distinto, un concepto distinto. Tratar de conjugar eso a la distancia también está bueno como ejercicio creativo.
Después de tantos años, ¿qué significa hoy el punk para ustedes?
G: El punk siempre está medio en contra de lo establecido. Pero hoy ves remeras de los Ramones en un shopping y eso no es muy punk. Lo que me flasheó cuando estuvo la explosión del hard-core fue cuando me enteré de que había unos tipos que se hacían llamar straight edge, que en vez de reventarse como hacía Sid Vicious eran vegetarianos y no usaban ni drogas ni alcohol, para poder estar más atentos, y para mí eran como el punk del punk. Yo sin querer siempre es como que estoy por fuera de lo que hace la mayoría de la gento. Cuestiono cosas: la cuarentena, tener que conseguir el certificado de vacunación de mi hija para el jardín o cosas que todos hacen porque les dicen que lo tienen que hacer y a mí no me parece lógico. Hace 36 años que soy vegetariano, para mí no hay que comer carne y me parece raro que todos no se hayan dado cuenta. Por otro lado, tengo otro conflicto, que por ahí se cagan de risa, pero para mí el boxeo y las artes marciales en algún momento van a dejar de existir, como cuando antes el circo romano era común y mandaban a un chabón a pelear con un león para ver cómo lo mataban. Eso de querer lastimar al otro va a dejar de existir.
C: Para mí el punk es todo lo contrario a lo que dijo Gori, ja, ja. Ya está… A los 20 años dejé de ser punk, ya no levantaba esa bandera. Obviamente me siguen dando asco las mismas cosas, no me gustan las injusticias y todo eso. Como dijo Gori, el tema de los gladiadores ahora es una cancha de fútbol, es el mismo pan y circo que le dan a la gente y sabemos que eso es una mentira. Yo que soy de Mar del Plata, de chico odiaba la palabra disfrutar, te lo juro, era algo personal. Porque veía a los noteros de la playa en el verano que iban y le preguntaban a los turistas: “¿Cómo están? ¿Disfrutando?”. Y yo ya me ponía verde. Siempre odié la palabra disfrutar y creo que eso todavía lo mantengo. Pero con el tiempo uno va cambiando.
G: Otra cosa que me quedó del punk es la música. Es la música que escuché en la adolescencia y nunca me dejaron de gustar el punk y el hard-core. Si bien escuché otras cosas y me gusta investigar cosas nuevas, siempre caigo en el punk.
C: A mí también, pero hoy escuché completo Milonga lunfarda, de Edmundo Rivero, y después Julio Sosa full álbum, Zitarrosa y hasta puedo terminar con un disco de Larralde. Igual, lo nuevo del punk también lo escucho. Me gustan los Viagra Boys, una onda Sumo pero recontrapunk.
G: A mí no me gustan nada. Me parecen unos caretas. Y hay otros: Idles, qué hambre que tienen. Pero bueno, así como Chary escucha Edmundo Rivero y cosas raras, yo a la mañana escucho Joao Gilberto para desayunar y estuve escuchando mucho ayer a Richard Wagner…
Podrían armar una playlist con temas random elegidos por los cuatro integrantes de la banda.
G: Sí, pero prohibido poner a los Viagra Boys, ja, ja.
C: Son la mejor banda del mundo.
G: Hay mucha gente que está confundida, ja, ja…
