Por años, Sabino ha sido el rostro más reconocible del Sab Hop, un movimiento que él mismo describe como un híbrido único de nostalgia, referencias culturales y estilo personal. Su nuevo disco, GRAN, no solo marca un hito en su carrera, sino que también celebra a su comunidad, los llamados “rebeldes del pop”. En sus propias palabras, este trabajo es un agradecimiento y una proyección hacia el futuro, tanto musical como emocional.
GRAN surge de un lugar distinto a sus discos anteriores. Para Sabino, este álbum es el resultado de años de lecciones que ha recopilado en el estudio y el escenario. “Viene del aprendizaje de haber hecho discos en el pasado, pero también viendo hacia adelante. Desde la composición pensaba, ‘Ok, si vamos a ir por un afrobeat, quiero programación para el track de plataformas, pero para en vivo necesito percusiones’. Todo está preparado para que funcione tanto en estudio como en escenario”, explica el artista.
El título del álbum encierra un significado poderoso en su sencillez. ‘GRAN’ es una palabra corta con un significado inmenso. “Quería jugar con el concepto desde la música hasta lo visual. Es un homenaje a los fans, las ranitas, porque sin ellos, yo solo sería un güey desahogándose en su cuarto”, añade.
Sabino refleja cómo GRAN contrasta con proyectos pasados, especialmente con Perder para ganar, un disco profundamente personal y catártico. “Perder para ganar nació del duelo. Fue un proceso de sanación muy real, casi en tiempo real. Pero GRAN viene desde un lugar más feliz, desde la lección y no desde el trauma. Escribir con ese enfoque es muy distinto, te permite construir algo mucho más grande y positivo”, confiesa.
Canciones como ‘Charmeleon’ son un guiño al Sab Hop clásico, con referencias cargadas de ironía, pero también son muestra de evolución. “Es como mi tributo al Sab Hop viejito, pero también tiene doble sentido. Al final, fue una batalla Pokémon con un mensaje: Puedes estar en una etapa intermedia, como Charmeleon, pero tienes que trabajar para llegar a Charizard”, explica Sabino. En Pokémon, Charizard es la evolución de Charmeleon, que a su vez evolucionó de Charmander.
Si algo distingue a Sabino es su conexión con su comunidad. Más que fans, los describe como aliados en este movimiento que trasciende lo musical. “Es super importante involucrarles. Hay un filtro natural de gente, y solo llega pura buena vibra, y eso me encanta. Es algo que siempre queremos promover en nuestros shows y proyectos como Mishneylandia, que será más que un concierto, una experiencia que conecte con tu niño interior”, comparte.
Sabino está en un GRAN momento de su carrera. Tras llenar recintos icónicos de México como el Pepsi Center y el Palacio de los Deportes, ahora se enfrenta al reto de conquistar el Foro Sol, ahora Estadio GNP. Para él, este logro es un reflejo de cómo su comunidad lo ha impulsado a superar expectativas. “Cuando llené el Imperial ya estaba satisfecho, pero la gente siempre nos lleva más lejos. El Foro Sol es como llegar a Charizard, pero sabiendo que aún soy un Charmeleon en construcción”, reflexiona.
Con GRAN, Sabino demuestra que el Sab Hop no es solo un género, sino un movimiento con raíces profundas y alas para volar alto. Su capacidad de conectar con el público, crear experiencias significativas y evolucionar como artista lo lleva a posicionarse como una figura única en la escena musical mexicana. Como él mismo dice: “Es un homenaje y un agradecimiento a todos los que hicieron esto posible. Estamos a un play de distancia”.
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Has logrado construir una verdadera comunidad. ¿Qué tan importante es eso para ti?
Es todo, la pieza más importante. Pienso que, aunque yo no estuviera, el sab hop podría seguir existiendo. Mi objetivo con este proyecto es que el sab hop se convierta en un género que más personas puedan practicar, entendiendo que no inventé nada. En el arte, como en la comida o la medicina, las nuevas propuestas suelen ser combinaciones de cosas que ya existían. El sab hop es eso: una mezcla de lo que me gusta, no solo musicalmente. También incluye nostalgia, como un tazo de Pokémon, los Looney Tunes o el intro de “La Calle de las Sirenas”. Son cosas que nos marcaron y que todos recordamos, aunque no fueran nuestras favoritas.
El sab hop es un género, un estilo de vida y un movimiento. Por ejemplo, siento que Daaz se ha inspirado en esto, y lo digo con respeto y admiración. Hay proyectos que nacieron influenciados por lo que he hecho, como mis frases o conceptos: “Amor y Respeto” o el ranismo. Estas ideas terminan apropiadas por la gente, y eso me encanta. Es un legado que quiero construir, no desde el ego, sino como un regalo. Compartir lo que he aprendido, lo que me ha hecho sentir bien, y dejarlo para los demás.
Si otros proyectos de Sab Hop empiezan a despegar, ¿te sentirías cómodo llamándote un pionero?
Sí, pero no desde el ego ni desde “yo lo inventé”. Me sentiría realizado, como cuando armas un mueble sin instrucciones. Usas lo que tienes, improvisas herramientas, y al final lo logras. Esa satisfacción personal es lo que yo sentiría.
En una entrevista anterior mencionaste que este disco es el que más has disfrutado hacer y el que más te emociona sacar. ¿Qué diferencias hubo en el proceso respecto a los anteriores?
Cada disco ha sido único. Algunos fueron compilaciones de sencillos, otros muy conceptuales, con easter eggs que aún no se descubren. Algunos son personales, otros nacieron desde lugares de los que no me siento orgulloso. Este disco combina aprendizajes del pasado y visión hacia el futuro. Por ejemplo, pensé en cómo sonaría en estudio y en vivo. Si un tema iba por afrobeat, en plataformas tendría programación, pero en vivo debía incluir percusiones reales.
El concepto también es integral: desde el nombre, Gran, hasta la merch, como camisetas enormes. Es un juego con la palabra. “Gran” tiene solo cuatro letras, pero un significado inmenso, y quise reflejar eso en la música y el concepto visual.
¿Es un homenaje a todo lo que has conseguido?
Es un homenaje a los rebeldes del pop, como llamamos a los fans, o las ranitas. El track 11, “Gran”, les agradece recordándoles que estamos a un play de distancia. Sin ellos, yo solo sería alguien desahogándose en su cuarto.
Me gusta cómo involucras a tu comunidad en todo el proceso.
Es clave. Aunque hay disquera, oficina y management, a veces faltan manos o ideas. Por eso hacemos juntas creativas y de promoción. Les digo: “Chavos, pónganse a vender, necesitamos llenar un Foro Sol”. Esa convocatoria no solo logra metas, también fomenta amistades y buena vibra. En mis eventos se filtra naturalmente un ambiente de pura buena onda, y eso lo agradezco.
En tu disco anterior hablabas del duelo y la ruptura. ¿Cómo lo comparas con Gran?
Perder para ganar nació de un duelo personal tras terminar una relación de cinco años. Me encerré una semana en un estudio, componiendo en tiempo real. Aprendí que el duelo no es lineal, es un bucle del que solo sales cuando decides aprender de la pérdida.
En cambio, Gran viene de un lugar más tranquilo y feliz. Escribí desde la lección, no desde el trauma. Eso te permite explorar la tristeza desde un lugar más sano.
¿Charmeleon es un tributo al sab hop viejito?
Sí, tiene raíces en lo que llamo el sab hop “viejito”: referencias, barras y chistes. Era parte de otro proyecto, Drops, pensado para canciones más raperas y conceptuales. Pero mientras trabajaba en Gran, adapté las barras para incluirlas en el disco, dándoles un giro más pop. Al final, encajó perfectamente en el concepto.
¿Crees que tu camino actual refleja la evolución hacia un Charizard? ¿Qué te falta para lograrlo?
Totalmente. Charmander es mi Pokémon favorito, pero para llegar a Charizard debes pasar por Charmeleon, que es justo donde siento que estoy ahora. Hemos logrado mucho: llenamos el Imperial, el Lunario, el Pepsi Center, el Teatro Metropólitan, dos Palacios de los Deportes, y ahora vamos por el Foro Sol. No somos los millones de streams, pero cortamos boletos. Eso refleja la fuerza de nuestra comunidad.
¿Qué significa para ti llegar al Estadio GNP?
Aún no lo asimilo. Siempre pasa algo nuevo: un tour en Estados Unidos, Sudamérica, grabar con Sony. Hay tanto movimiento que apenas tienes tiempo de procesar. Pero recuerdo momentos como cuando fui a ver a Radiohead en el Foro Sol. Ahora estoy parado ahí, planeando un concierto. Es surreal.
¿Qué nos puedes adelantar de Mishneylandia?
Quiero que sea más que un concierto, una experiencia inspirada en Disneylandia: el lugar más feliz del mundo. No puedo dar detalles, pero será algo que conecte con la felicidad y nuestro niño interior. Algo que tienes que vivir.
