Andrea Silva, mejor conocida artísticamente como Loyal Lobos, ha encontrado su propio aullido. Con Loba Vol. 2, la cantautora colombiana explora un territorio sonoro cargado de sensualidad y fuerza emocional, donde lo urbano, lo pop y lo experimental convergen en un espacio íntimo, pero lleno de poder. Este nuevo EP no solo es una colección de canciones, es un manifiesto: un llamado a la libertad y a la celebración de lo femenino desde su complejidad más visceral.
Desde su natal Bogotá hasta los estudios de grabación en Madrid, Los Ángeles y su ciudad de origen, Silva ha hecho un recuento de su pasado y se reivindica a través de su propio autodescubrimiento. Loba Vol. 2 encapsula esta travesía con una producción experimental que fusiona sintetizadores con sus raíces latinas y se deja influenciar de diferentes corrientes, sin perder la delicadeza que caracteriza a su propuesta. Cada pista pulsa con el deseo de conectar su alma, cuerpo y mente, con la vulnerabilidad y la ferocidad, construyendo un universo donde las emociones fluyen tan libres como los géneros musicales que deconstruye.
“Loba empezó como una búsqueda de mi libertad, porque me sentía muy esclava de mis sentimientos y lidiaba con mucha depresión”, comenta la intérprete sobre el origen del proyecto. En sus propias palabras, este trabajo representa una reconciliación con su pasado, especialmente con momentos que marcaron su adolescencia. A partir de esta reflexión, Lobos nos regala la segunda parte de Loba, dándonos una muestra de su naturaleza evolutiva, transformando sus experiencias en una búsqueda artística cargada de deseo y autodescubrimiento, con pilares que oscilan entre la feminidad, la sensualidad y la belleza.
Hablamos con la cantante colombiana, quien nos adentró un poco más en su universo creativo, detallando las fuerzas que la impulsan y que la han convertido en la artista y mujer que es hoy en día.
Recientemente lanzaste tu EP, Loba Vol. 2. ¿Cómo crees que lo ha recibido el público? ¿Cómo te sientes?
Bien. Normalmente siempre me da un poco de duelo los días que saco EPs. Este fue el menos duro. Me sentí muy acompañada más que nunca por estar acá y estar con mi familia. Terminé decidiendo creerme Martha Stewart y montar una cena con mis amigos de último minuto para celebrar ese día. Entonces nada, estuve con mis mejores amigos de la infancia, con mi hermana y fue un día muy especial.
Pasó un año entre volumen y volumen. ¿Qué crees que pasó en este tiempo? ¿Cómo crees que evolucionaste?
Ha pasado mucho. Creo que Loba empezó como una búsqueda de mi libertad, porque me sentía muy esclava de mis sentimientos y lidiaba con mucha depresión. Loba para mí fue un reto y una misión que me puse de divertirme más, de conectarme más con lo lindo que había sido mi adolescencia en Bogotá, porque la verdad fue muy oscura en muchos aspectos. Fue re asumir y reconocer las cosas que a mí me traían luz de libertad de felicidad, de euforia y así empezó el proyecto. Y creo que uno de los pilares que me ayudó en esa búsqueda fue el deseo. El deseo por libertad, pero también el deseo de feminidad, de sensualidad, de erotismo, de belleza, de todas estas cosas y con Loba me atreví a eso. Siento que yo castigaba mucho mi deseo y todo lo que significa.
Este EP revisita composiciones de hace varios años. ¿Cómo fue regresar a esas creaciones tuyas frente a lo que tú eres hoy día como artista y como persona? Sobre todo, porque hablas de una búsqueda de tu libertad, pero al mismo tiempo regresas al pasado.
Sí, eso es lo que es muy crazy. En los 80, Joseph Campbell dio una entrevista que hablaba sobre el Mito del Héroe, en el que explicaba cómo todos en el mundo vivimos nuestra propia historia de héroes. Todos nacemos con algún tipo de obstáculo, monstruo o villano, que somos nosotros mismos, porque todo existe dentro nosotros. Así una persona te haga daño, es una manifestación de tu universo. Y todos tenemos que hacer el heroes journey, y siempre en ese viaje está el volver a la raíz. Y de eso se trata un poco mi búsqueda de libertad dentro de la feminidad, en esta pequeña batalla de vida. Volví a casa y empecé a sentir amor en Bogotá, porque cuando me fui no sabía si mi propuesta iba a ser bien recibida aquí. Volver me trajo más claridad, a pesar de que fue de volver al punto cero. Me hizo crecer mucho como persona.
Porque igual de todas maneras volver no supone retroceder, es verlo con ojos diferentes.
Enfrentar un poco los fantasmas que dejé aquí que me causan dolor. Sentí que eso quedó aquí congelado en el tiempo y volver desde la libertad, desde el deseo, de estar más en línea con mi feminidad, me trajo mucha resolución.
¿Y para ti qué es esa libertad? ¿Cómo defines la feminidad y qué supone para ti?
Para mí la feminidad es cálida, es erótica, es sensual, es maternal, es como la luna, es cambiante, es como María, es paz. La feminidad la siento muy como la naturaleza, la fertilidad de la tierra. La naturaleza es maternal, respeta mucho sus ciclos y es muy paciente, pero también la masculinidad ha sido un motor para mí para encontrar mi feminidad. Esa dualidad existe en todos. Yo no lo veo como algo binario o de escoger equipos. Mi masculinidad me ayudó a sanar mi feminidad, porque mi masculinidad me trajo un aire de determinación y de coraje, de probarme que puedo hacer las cosas. Pero mi feminidad me obliga a estar más presente, ser más fluida, ser más sensible a lo delicado.
Hablando un poco del desarrollo y la producción del EP, se trabajó entre Bogotá y España. ¿Cómo crees que esto influencia en la creación de tu música?
Siento que fue un proceso muy curioso, porque también había temas, como ‘Summer en París’ que lo hice en Los Ángeles. Para mí, el West Coast tiene un sonido pop que a mí me encanta. El West Coast es muy sensible al folk porque ahí se asentaron, en Topanga Canyon, artistas como Joni Mitchell, Dylan, y toda esa gente tiene una energía muy loca. California es magia y muchas cosas pasan ahí por algo. Tiene un campo energético muy real.
Es un lugar que se quedó atascado en el pasado.
Maravillosamente y de la mejor manera. Tiene una cultura muy consciente hacia el cuidado personal, hacia encontrar la paz, la felicidad. Obviamente tiene el lado tóxico de la industria, pero es que Los Ángeles está compuesto por soñadores que se van a soñar. Y no todas las ciudades tienen ese campo energético, entonces es un positivismo colectivo. Y luego está España, que también está un poquito atascado en el tiempo. Este EP lo hice después de que muriera mi abuela materna, con la cual yo tuve una relación muy cercana. Y Madrid me recuerda mucho a ella, porque ella fue una mujer en búsqueda de su libertad, que a los 40 años decidió divorciarse y se metió a estudiar en la Universidad Nacional. Se educó porque no tenía educación, y empezó a vivir su fucking vida como quería. Le interesaba ser culta, le interesaba tener discusiones contigo y entender por qué piensas como piensas. Luego se fue a vivir a España, y en su tiempo allá, me acercó a la música. De pequeña me regaló unas castañuelas, y siento que me contagió esa energía de lo que es la mujer española, que es muy libre. España tiene una relación con el sexo muy diferente que Latinoamérica, es súper abierto en muchos aspectos. Entonces estar me trajo esa energía necesaria para Loba. Y luego en Bogotá, siendo mi motherland, aterricé todo. Todas las ideas que había empezado en otras partes, todas terminé acá. Fue el cierre de un ciclo.
¿A qué crees que suena el EP?
Suena a un pop nostálgico, sensual.
¿Hay algún género con el que te gustaría experimentar?
Pues últimamente me está dando mucha curiosidad la música llanera y el trap. Entonces me gusta mucho la calidez y dulzura de las cuerdas llaneras, como me gusta mucho lo oscuro del trap.
Han pasado casi cuatro años desde tu álbum debut. ¿Qué ha pasado en ese tiempo que todavía no has querido sacar otro? ¿Por qué has preferido proyectos cortos?
Porque la vida se me ha movido mucho. Cuando lancé el álbum, me tomó tres años hacerlo y lo saqué completamente independiente. Porque nunca tuve un manager o una disquera que me guiara, sino que lo hice yo con mi pareja de entonces y mi compañero creativo con el que rompí a principios de este año. Por lo cual también ha nacido toda esta exploración. Como que entonces él y yo estábamos sumergidos en hacer el álbum y yo sabía que para hacer otro así no iba a tener el tiempo aún. Tenía demasiado ruido a mi alrededor, y sabía que no podía aterrizar. Y este año simplemente acepté que la vida siempre va a ser caótica entonces creo ya es hora de hacer un álbum. Sin embargo quería esperar a tener la perspectiva que tengo ahorita para hacerlo, que antes no tenía. Todo este tiempo estaba explorándome. Y yo, para hacer un álbum, no me tomo a la ligera. Pero ya estoy ready.
¿Qué crees que ha sido lo más retador de encontrarte?
Que a veces debo distanciar lo que es Andrea y lo que es Loyal Lobos. Somos muy parecidas, la verdad. Hay una canción de Pablo Milanés que se llama ‘El breve espacio en que no estás’ y pa’ mí que ese man me la escribió a mí. Él habla de esta mujer que le rompe el corazón, pero no lo habla desde el dolor sino desde la admiración a su libertad. “Suele ser violenta y tierna/No habla de uniones eternas/Mas se entrega cual si hubiera/Solo un día para amar”. Y eso de “violenta y tierna” es algo con lo que me identifico mucho, porque soy explosiva, porque manejo mucho caos, pero al mismo tiempo soy muy sensible y tierna en mi sentir. También hay timidez, duda, autodestrucción de alguna manera. Entonces es ese dualismo que siento que tengo, pero también lo tiene Loyal Lobos. Mi música es muy sugar, muy pop, muy sweet, con letras mucho más nostálgicas y desde lo oscuro. Y me he dado cuenta que en el escenario me estoy sintiendo más feroz. Yo siempre me escondía detrás de la guitarra para impedirme el movimiento o tener que abrir los ojos. Y ahora tengo ganas de moverme, después de sentirme paralizada por mucho tiempo, por presiones y miedos. Y el EP me ha ayudado a sanar mucho.
¿Qué sigue para ti como artista?
Dios dirá, pero ahorita estoy concentrada en manifestar mi álbum, en shows, en dar mejores espectáculos. Y en mis amigos de infancia y mi familia.
