La muerte de Liam Payne en Buenos Aires: avances, incógnitas y una marcha en reclamo de justicia


Hay fotos viejas de Liam Payne pegadas en un árbol. También decenas de velas derretidas y papelitos con despedidas tatuadas a mano en el santuario frente al hotel porteño Casa Sur, donde murió el músico británico. En paralelo, también hay investigaciones, allanamientos, indagatorias, estudios tanatológicos, análisis de más de 800 horas de videofilmaciones, pericias toxicológicas, imputaciones… Idas y vueltas en los tribunales, senderos judiciales que se bifurcan y trifurcan en muchas direcciones. Y hay, además, muchas preguntas, pero no tantas certezas sobre el trágico deceso del joven cantante de One Direction.

La vida de la exestrella distante de la boy band inglesa se apagó en la tarde del pasado 16 de octubre al caer desde el tercer piso del alojamiento ubicado en la calle Costa Rica al 6000, frontera difusa entre Palermo Hollywood y Colegiales a secas. En tanto, la familia y el devoto fandom de “Directioners” no dejan de pedir “Justicia por Liam”.

La vigilia de las fans la noche que murió Liam Payne, en Palermo, Buenos Aires.

Lo último en torno a este caso es que, en los primeros días de diciembre, la Sala IV de la Cámara Criminal y Correccional resolvió que el expediente que investiga la muerte de Payne permanezca en el fuero de instrucción, en manos del fiscal Andrés Madrea, que imputó al empresario argentino-norteamericano Rogelio Nores, compañero de andanzas y desandanzas porteñas de Payne, por el delito de abandono de persona seguido de muerte y suministro de estupefacientes. Esta última imputación también alcanza al camarero Braian Paiz y a Ezequiel Pereyra, trabajador del hotel palermitano. “Dealers ocasionales” del cantante: “Fueron acusados de distribuir cocaína en varias ocasiones documentadas poco antes de la muerte de Payne”, expusieron desde la fiscalía.

Durante noviembre, la jueza Laura Bruniard, titular del Juzgado N° 34, se había declarado incompetente para investigar el caso por considerar que el delito de “abandono de persona seguido de muerte” le correspondía a la justicia porteña.

El juez Marcelo Luciani rechazó la incompetencia y aseguró que “si bien el fiscal realizó hasta ahora una profunda investigación, resta el resultado de diversas medidas de prueba y la magistrada no respondió a la solicitud de convocar a los imputados a tenor del artículo 294 del Código Penal”.

El pasamanos judicial disparó una convocatoria de los fans de Payne. Ahora llaman en las redes sociales a una “Marcha Pacífica exigiendo justicia y rechazando la impunidad de los involucrados en la muerte de Liam”. El encuentro será en la tarde del próximo sábado 14 de diciembre en la Plaza Libertad del barrio de Retiro. En el flyer detallan dress code para manifestarse: remeras blancas lisas.

La Fiscalía N° 16, liderada por el fiscal Andrés Madrea y la prosecretaria María Florencia Lavaggi, sostiene la hipótesis de un posible suicidio en la causa judicial, dado que Payne se encontraba solo al momento de caer 10 metros desde el balcón de su habitación.

Se basan en un informe forense. Los tanatólogos del Cuerpo Médico Forense (CMF) que realizaron la autopsia fueron el director de la Morgue Judicial, Santiago Maffia Bizzozero, y el médico forense Roberto Víctor Cohen. El informe toxicológico afirma que Payne tenía en su organismo cocaína, alcohol y un antidepresivo recetado cuando murió en la tarde del 16 de octubre.

Los especialistas concluyeron que la muerte del artista se produjo por “politraumatismos” y “una hemorragia interna y externa”, producto de la caída que sufrió desde el balcón del tercer piso al pulmón interno del hotel. En tres informes ampliatorios de consideraciones médico-legales, los profesionales ratificaron que “todas las lesiones que presentaba Payne eran compatibles con las producidas por caída en altura y que se descartaban las autolesivas de cualquier tipo y/o también la intervención física de terceras personas”.

El estudio resalta que “la víctima no llegó a adoptar una postura refleja para protegerse en la caída, por lo que, de momento, se puede inferir que pudo haberse precipitado en un estado de semi o total inconsciencia”. Sobre este punto, el fiscal Madrea solicitó un informe de psiquiatría forense adicional y le tomó testimonial a la experta que lo elaboró. Si bien aún deben analizarse otros antecedentes médicos de la historia clínica de la víctima, “el fenómeno de la falta de defensa o reflejo de conservación en la caída, junto a otros datos relevantes por su consumo, permiten concluir que Liam Payne no estaba plenamente consciente o atravesaba un estado de disminución notoria o abolición de la consciencia al momento de la caída”.

Para la fiscalía, esa situación también descartaría la posibilidad de un acto consciente o voluntario por parte de del cantante de One Direction, ya que, en el estado en el que atravesaba, pasado de alcohol y drogas, “no sabía lo que hacía ni podía entenderlo”.

Los resultados de los estudios y pericias fueron comunicados a los familiares del cantante. Su padre, Geoff Payne, llegó a Buenos Aires para enfrentar el proceso de reconocimiento del cuerpo y pudo repatriar los restos de su hijo al Reino Unido. Además, aportó documentación que podría sumar información a la acusación contra el empresario Nores.

Liam fue enterrado el pasado 20 de noviembre, luego de una modesta y sentida despedida en la iglesia St Mary, en las afueras de Londres.

Tan sólo 31 años tenía Liam James Payne al morir. Era nacido -el 29 de agosto de 1993- y criado en Wolverhamptom, una ciudad anclada cerca de la industrial Birmingham, en las Tierras Medias Occidentales británicas. Hijo de una familia trabajadora, su padre se ganaba el pan construyendo aviones desde los tiempos de la conservadora Margaret Thatcher. Desde muy pibe, contaba en las entrevistas, había aprendido a pelearla: nació prematuro, con problemas de salud en sus riñones, luego soportó estoico el bulling en la escuela y la frustración por una trunca carrera en el atletismo.

En su adolescencia, Liam se aferró a la música como salvavidas. Llegó a buen puerto muy jovencito: en 2008, con quince primaveras sobre el lomo, Payne hizo una audición como solista en el programa de televisión The X Factor. Por un pelito fue eliminado. No se rindió y tuvo revancha en 2010: deslumbró a la platea con una interpretación soberbia de “Cry Me a River”, de Ella Fitzgerald. Esa fue la génesis de un proyecto que le cambió la vida. La hora de la estrella: los productores lo unieron a otros cuatro púberes concursantes —Niall Horan, Zayn Malik, Harry Styles y Louis Tomlinson— y parieron One Direction. De la noche a la mañana conquistaron el mundo del pop y sus satélites. La receta boy band no era nueva en 2011, pero la seducción adictiva de los 1D y sus himnos empalagosos cosecharon legiones de desaforados fans en los cinco continentes hasta que entraron en una pausa indefinida en 2015. Los músicos siguieron sus carreras en formato solista.

Discos exitosos, giras kilométricas, películas taquilleras y fama inconmensurable. No fueron gratis. La vida soñada devino en pesadilla para Liam Payne. Destino de desdichado como resultado natural.  Los vicios afectaron su salud. En un video publicado en su cuenta de YouTube en 2023 habló de sus problemas con el alcohol y comunicó su decisión de dejar de beber: “Me convertí en alguien a quien ya no reconocía”. Pasó 100 días en un centro de rehabilitación en Luisiana: “Definitivamente, ya no necesito esas cosas. Se acabó la fiesta”. Contó que volvió a grabar, que planeaba sacar un álbum, salir de girar, compartir tiempo con su hijo de siete años, Bear Grey, con sus padres, con su novia. Pero no pudo ser.

Su último single con aires pop de inicios del milenio se tituló “Teardrops”. En la canción, Liam recita tristes versos: “Las lágrimas caen por tu cara otra vez / Porque no sé cómo amarte cuando / yo también estoy roto”.

Uno de los últimos posteos de Payne junto a su novia, Kate Cassidy

Antes de su muerte, Payne había visitado Buenos Aires en mayo pasado, pocos meses después de cancelar por problemas de salud una presentación en septiembre de 2023. Estuvo junto a su novia, Kate Cassidy, en el show sold out que dio en Vélez Sarfield Louis Tomlinson, su amigo y excompañero de 1D. El músico regresó a la Argentina el 30 de septiembre para acompañar a otro One Direction, Niall Horan, que tocó el 2 de octubre en el Movistar Arena. Payne fue al concierto acompañado nuevamente con su pareja. Algunas fans lo filmaron bailando y aplaudiendo a su amigo. Pero, a pesar de que Horan partió al día siguiente para continuar su gira por Chile, Perú y Colombia, Payne se quedó en Buenos Aires.

Victoria Barreiro es fan de Liam desde su adolescencia. Fundamentalista del cantante, la joven veinteañera es miembro activa del fandom argentino. “Desde la época de One Direction, él era muy profesional, estaba muy preparado para asumir su carrera, las chicas le decían el ‘Daddy Direction’, era el líder de la banda. Pero a la vez era un ser humano muy sensible. Las presiones, lo estricto del trabajo en la banda, los controles, todo eso lo afectó. Era franco y siempre lo contaba en las entrevistas. Podés estar muy preparado para cantar, pero nadie te prepara para la fama, es una picadora de carne, perdés tu vida”, reflexiona Barreiro en diálogo con Rolling Stone.

Victoria pudo cruzar a Liam en los primeros días de octubre. Hace memoria desde su casa en Lomas de Zamora: “Con las chicas le dimos una camiseta de la Selección, la guardábamos desde el año pasado. Era siempre amable, atento, buena onda. Salió con la remera a sacarse fotos con las fans. Respondía nuestras preguntas, saludaba. Te subrayo: era amable y respetuoso, exigimos lo mismo a los medios a la hora de contar su historia, porque también es nuestra historia”. 

En su cuarto, Victoria tiene un altarcito con fotos del cantante y un disco firmado de puño y letra. Confiesa que no pudo volver a escuchar la voz de Liam entonando sus hits. Se bajonea. Peregrinó al santuario de Payne en Palermo con sus compañeras. Encendieron velas, cantaron sus canciones tomadas de la mano. Juraron no olvidarlo nunca. Algunas piensan en el aniversario, en el homenaje del segundo mes, algunas no piensan en el futuro. Deja un mensaje Victoria al despedirse: “Liam no quería terminar así. No lo cuidaron y el entorno lo usó. Contaba que tenía proyectos, ganas de seguir haciendo música, de ser feliz. El sentía que no lo escuchaban. Nosotras exigimos que se lo respete, que se haga justicia”.

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