
Si hace una década nos hubieran dicho que no íbamos a distinguir entre una imagen generada por un computador y una foto hecha por humanos, nos habría sonado a ciencia ficción. Sin embargo, aquí estamos: en un presente con sistemas de inteligencia artificial que producen imágenes falsas en segundos y que muchas veces nos parecen reales. La proliferación de las fake news (o bulos) no se limita ya a la redacción de historias amañadas, sino que ahora se expande a nuevos horizontes.
La desinformación, aunque no es un fenómeno nuevo, se ha visto potenciada por el avance tecnológico. Según Pablo Medina Uribe, editor del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) y exdirector del medio ColombiaCheck, el desarrollo de nuevas tecnologías ha facilitado tanto la creación como la difusión de información falsa. “No creo que estemos ante un fallo moral particular de nuestras sociedades, sino ante una situación relativamente nueva en la que mentir a gran escala es cada vez más fácil y más barato”, asegura Medina.
A pesar de que los bulos ocurren en todo tipo de temas, uno de los más recurrentes es la política, algo especialmente preocupante por el nivel de manipulación que conlleva. El estudio “When Do Parties Lie? Misinformation and Radical-Right Populism Across 26 Countries”, publicado en 2025, revela que los grupos políticos de derecha son los mayores productores de desinformación, un patrón ya detectado por los investigadores. La investigación analizó 32 millones de tuits de parlamentarios de 26 países durante 6 años y varios períodos electorales. Con esto, encontró que el populismo radical de derecha es el principal factor que impulsa la propagación de desinformación, lo que sugiere un vínculo profundo entre esta ideología y esta forma de hacer política. Por su parte, el populismo de izquierda y las corrientes políticas de derecha tradicionales no mostraron tener una relación significativa con la difusión de bulos. La desinformación política actual, según esto, debe entenderse como intrínsecamente ligada a la ola del populismo radical de derecha que experimenta el mundo.
“La desinformación es una estrategia política que actualmente es muy exitosa”.
Para Medina, esto va más allá de lo que mostró el estudio, pues “parte de la razón de esto es que hay una fuerte coordinación internacional entre grupos populistas de derecha para acordar narrativas desinformadoras que, entre más repetidas, consiguen más adeptos. Creo que lo que esto nos dice es que la desinformación es una estrategia política que actualmente es muy exitosa”.
Con la masividad que se viene observando en el uso de la inteligencia artificial (IA), también se potenció la creación de bulos ya no solo escritos, si no en imágenes fijas e incluso en video que pueden ser indistinguibles de los reales. El profesor Stefan Feuerriegel, del Instituto de Inteligencia Artificial de la Universidad Ludwig Maximilian de Munich, señala que, aunque existen tecnologías como marcas de agua y algoritmos de verificación, estos aún no son infalibles. “El rápido avance de la IA podría superar fácilmente las herramientas de detección”, alerta Feuerriegel y resalta que el camino se encuentra en fortalecer a la ciudadanía para que no caiga en estas trampas mediáticas.
Ante este panorama, las medidas para combatir la desinformación a nivel de los Estados y sobre las empresas privadas son aún incipientes. De hecho, plataformas como X (antiguo Twitter) y Facebook eliminaron recientemente sus programas de verificación de datos, lo que contribuye más a la creación y circulación de contenidos sin moderación. Esto se suma a la falta de transparencia con la que operan sus algoritmos.
Sin embargo, iniciativas como las leyes europeas de privacidad de datos y la creación del programa de lucha contra la desinformación del Tribunal Electoral brasileño representan avances en regulación que ponen responsabilidades sobre las plataformas digitales y no sobre los individuos, algo clave para no caer en potenciales prácticas de censura.
Al final de cuentas, el desafío no solo está en la regulación, sino también en la educación. La alfabetización mediática es fundamental, pero pensarla masivamente en una región con alta desigualdad y falta de acceso a la educación, como América Latina y el Caribe, parece más bien utópico. Aun así, con este panorama político y digital, la lucha contra la desinformación es un esfuerzo colectivo y también individual. Por esto, preparamos diez consejos para que entrenes tus hábitos de consulta de información y no caigas tan fácilmente en bulos:
10 pasos para identificar y evitar las fake news:
1. Reconoce por qué existe la desinformación: Reflexionar sobre quiénes se benefician con la información confusa o falsa es la base para fortalecer nuestro pensamiento crítico. Ser conscientes de que la comunicación es política, que tiene intereses y grupos económicos detrás, nos prepara para entrenar un juicio propio.
2. Siempre evalúa la información que te llega: Este es el primer paso práctico y, aunque es el más general, es muy importante. Considera la autoridad de quien escribe o publica, el propósito de esa historia o noticia que viste circular y revisa si está respaldada con evidencia confiable. Puede sonar agotador al principio, pero mantenerte alerta te hará interiorizar estas recomendaciones.
3. Verifica las fuentes originales: No confíes solo en publicaciones de amigos o familiares. Asegúrate de que la información provenga de expertos o personajes confiables en el área que están difundiendo. Tener una “marca de verificación” (el “chulito azul” que usan varias redes digitales) o ser famoso, no garantiza que sean una fuente confiable. De hecho, muchos personajes públicos son grandes dispersores de desinformación.
4. Consulta noticias de fuentes confiables: Una de las maneras más sencillas de evitar caer en la trampa de las fake news es, quizás, la más obvia pero que no todos usan: accede a sitios web o redes sociales de medios acreditados. Si no sabes qué medios son confiables, investiga en Internet por medios independientes reconocidos, o pregunta a varios amigos cómo se informan. Luego, crea tu propia lista de fuentes a consultar de forma regular.
5. Revisa la fecha: Las noticias falsas no siempre son inventos, sino un uso malintencionado de información antigua. Es importante verificar la fecha en que ocurrió lo que se menciona para evitar que se saque una noticia de contexto. La información compartida hace un par de años puede representar algo muy diferente en la actualidad.
6. Aléjate de la paranoia: Ten cuidado con teorías de conspiración o acusaciones sin pruebas que favorezcan a un candidato, partido político o figura pública. En redes sociales, este tipo de teorías pululan, y lo peor es que una vez interactúas con algún creador de contenido de ese estilo, el algoritmo te mostrará más y más.
7. Sé consciente de tus sesgos y busca más contexto: ¿Estás asumiendo algo sin pruebas o simplemente deseas que sea cierto o falso lo que lees? Es más probable que seas menos crítico con la información que crees correcta. La desinformación suele aumentar antes, durante y después de eventos importantes (como unas elecciones). Asegúrate de tener buena información antes de llegar a una conclusión, especialmente en esos momentos.
8. Observa tus emociones: ¿Cuál es tu primera reacción? ¿Sientes rabia, indignación o alegría? La desinformación aprovecha nuestras emociones para manipularnos. Es comprensible que las injusticias generen indignación y no significa que una noticia que hable de eso sea falsa, pero los creadores de bulos saben usar el poder de las emociones a su favor a través de lenguaje que busca escandalizar, así que es mejor revisar dos veces.
9. Usa herramientas de verificación: Aprovecha el conocimiento experto. Consulta sitios web especializados en fact-checking o secciones de medios de comunicación que tienen este servicio. Síguelos y consulta en sus publicaciones regularmente. Es muy posible que esa noticia sospechosa que llegó a ti ya haya sido analizada y verificada.
10. Ojo a las imágenes: Para identificar imágenes generadas por IA, fíjate en detalles como objetos, personas o animales “demasiado perfectos”, así como aquellos con variaciones extrañas, textos al revés o incomprensibles. Los vídeos tienden a mostrar problemas al parpadear o manos mal posicionadas. Si tienes dudas, usa herramientas como Google Imágenes o AIornot.com para verificar la autenticidad de las fotos.
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