Durante décadas, Los Ángeles ha sido el corazón de la industria cinematográfica, con Hollywood como su insignia y un legado que la consolidó como la capital del entretenimiento global. Sin embargo, en los últimos años, la ciudad ha visto disminuir significativamente su actividad en la producción audiovisual como consecuencia de diferentes factores, entre ellos la priorización de organización de eventos deportivos de gran magnitud, como la próxima Copa Mundial de Fútbol de 2026.
La migración de producciones cinematográficas y televisivas desde Los Ángeles hacia otras ciudades y países es una tendencia que ha cobrado fuerza. Ciudades como Atlanta, Nueva Orleans y Vancouver han emergido como nuevos centros de producción en la última década, ofreciendo incentivos fiscales más atractivos y costos operativos más bajos. Esta competencia ha resultado en una disminución del 60% en la producción cinematográfica en Los Ángeles durante los últimos 15 años, según datos de FilmL.A.
Sin embargo, este es un problema que se agudizó tras la pandemia del COVID-19, pues 2020 tuvo un impacto devastador en la industria cinematográfica a nivel mundial. Con el cierre de los cines, la suspensión de rodajes y las restricciones sanitarias, la producción de largometrajes cayó un 41%, lo que llevó a una crisis sin precedentes en Hollywood y en otras industrias cinematográficas internacionales. Además, los ingresos de taquilla experimentaron una disminución del 72% en comparación con el año anterior, lo que obligó a muchos estudios a replantear sus estrategias de distribución y producción, tal como reportó un informe de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
A medida que las restricciones comenzaron a levantarse en 2021, se observó una lenta recuperación, impulsada principalmente por el lanzamiento de películas retrasadas y el crecimiento del streaming como alternativa de distribución. Sin embargo, la asistencia a los cines seguía sin alcanzar los niveles previos a la pandemia, en parte debido a cambios en los hábitos de consumo de entretenimiento y a la incertidumbre económica global.
En 2022 y 2023, la industria mostró signos de mejora. Los ingresos de taquilla global aumentaron un 29,4% en 2023, alcanzando los 33.200 millones de dólares, lo que reflejó un repunte significativo en comparación con el período más crítico de la pandemia. Sin embargo, esta cifra aún estaba por debajo de los niveles de 2019, cuando los ingresos superaron los 42 mil millones de dólares. La recuperación no ha sido uniforme: mientras que algunas franquicias y películas de gran presupuesto lograron atraer al público de regreso a los cines, muchas producciones de mediano y bajo presupuesto siguen luchando por recuperar su viabilidad en el mercado.
Observando el comportamiento del mercado, los estudios de Hollywood han reducido sus gastos en producción para rentabilizar sus servicios de streaming. En el segundo trimestre de 2024, la producción de cine y televisión en Estados Unidos se desplomó un 40% en comparación con 2022, según un informe de ProdPro. Este ajuste refleja una estrategia de austeridad tras años de inversiones significativas durante las denominadas “guerras del streaming”.
Así mismo, empresas como Disney y Warner Bros. Discovery han implementado recortes significativos en sus presupuestos de producción y han eliminado títulos de sus catálogos para reducir costos. Esta estrategia busca minimizar pérdidas fiscales y optimizar el contenido disponible en función del retorno de inversión.
La disminución en la producción también se ha visto influenciada por los recientes conflictos laborales en la industria. Las huelgas de 2023 representaron un gran impacto en la industria del entretenimiento, paralizando cientos de producciones y generando pérdidas multimillonarias para estudios y plataformas. La huelga del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA), que comenzó el 2 de mayo de 2023 y se extendió por 148 días, convirtiéndose en la segunda más larga de su historia después de la de 1988.
Los guionistas exigían mejores condiciones salariales, regulaciones sobre el uso de la inteligencia artificial en la escritura de guiones y mayor transparencia en los ingresos generados por el streaming. La falta de acuerdos con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) mantuvo las negociaciones estancadas durante meses, afectando tanto a series en desarrollo como a programas de televisión en emisión, generando incertidumbre en los estudios sobre cómo y cuándo invertir en nuevas producciones.
En cuanto a la pantalla chica, las series de televisión también reflejan una caída, pues según datos de Ampere Analysis, los encargos de series de televisión con guión para estrenar en 2024 han disminuido en comparación con 2022. En 2023, por ejemplo, se estrenaron 481 series de este tipo en Estados Unidos, lo que representa una disminución del 24% en comparación con las 633 series lanzadas tanto en 2021 como en 2022. Aunque gran parte de esto se atribuye a las huelgas de actores y guionistas, si no consideramos el impacto de las protestas, se observa una tendencia decreciente en los encargos de nuevas series por parte de las plataformas de streaming.
Netflix, por ejemplo, redujo sus estrenos en Estados Unidos de 107 en 2022 a 68 en 2023. Otras plataformas como Peacock, Hulu, Max y Paramount+ también experimentaron disminuciones en sus lanzamientos, mientras que Prime Video, Apple TV+ y Disney+ mantuvieron cifras similares a las del año anterior. Además de los efectos de las huelgas y los recortes presupuestarios, se destaca una creciente “internacionalización” en los encargos de contenido. En 2023, los servicios de streaming encargaron 295 series en mercados internacionales, lo que representa un aumento del 46% respecto a las 202 del año anterior.
Conscientes de esta problemática, diversos sectores han propuesto medidas para revitalizar la producción cinematográfica en Los Ángeles. Desde el lanzamiento de la petición Stay in L.A. el 23 de enero de 2024, ha quedado claro que la recuperación de la industria no se logrará solo con nostalgia o discursos inspiradores. Se necesitan acciones concretas que hagan que filmar en Los Ángeles sea competitivo nuevamente.
La escritora, showrunner y directora Julie Plec, junto con la cineasta independiente y directora de televisión, Sarah Adina Smith han propuesto una serie de iniciativas, a través de Hollywood Reporter, que, desde su experiencia en la industria, podrían reavivar la industria en California. Una de sus principales ideas es apoyar el aumento del presupuesto de incentivos a 750 millones de dólares y considerar la eliminación temporal del límite de estos incentivos por tres años en el condado de Los Ángeles.
Otro punto clave es aumentar el porcentaje de incentivos fiscales al 30% tanto para cine como televisión, con un extra del 5% para producciones independientes de menos de 10 millones de dólares. Además, se busca financiar la posproducción sin la condición de que la filmación se realice en el estado, algo que ya hacen Nueva York y el Reino Unido, dando como resultado un impulso a sus industrias de efectos visuales y música para cine y televisión.
También se plantea levantar restricciones para filmar en exteriores y espacios públicos (como se ha venido haciendo en Nueva York), reducir temporalmente las tarifas de permisos y facilitar la logística para reducir los costos operativos de FilmLA. Los vecindarios podrían designar zonas amigables con la filmación, y se sugiere que la ciudad y el condado ofrezcan propiedades subutilizadas como campamentos base gratuitos para las producciones. Finalmente, se estudia la posibilidad de eximir o aplazar impuestos municipales y limitar temporalmente las tarifas de locaciones para evitar precios inflados que ahuyentan las producciones.
La ciudad enfrenta el reto de equilibrar estas nuevas prioridades con la necesidad de mantener y fomentar su comunidad artística, asegurando que Hollywood continúe siendo el epicentro de la industria cinematográfica y televisiva. Pero nada de esto funcionará sin el compromiso de los grandes estudios y plataformas de streaming, para demostrar que están dispuestas a ser parte de la reconstrucción de la industria tras años de crisis y, más recientemente, tras los devastadores incendios que han golpeado a California.
