“Brillante, perdido, dañado”: la tragedia de Liam Payne


Podría haber sido una fiesta. Alrededor de las dos de la tarde del 16 de octubre de 2024, Doug Jones estaba haciendo llamadas desde su habitación en el lujoso hotel CasaSur Palermo de Buenos Aires cuando escuchó ruidos, golpes y silbidos en el pasillo. “Escuché algunos ruidos muy extraños, como gritos, como si alguien estuviera de fiesta”, dice. Jones, un tejano de 36 años que estaba en la ciudad para la boda de su amigo Bret Watson, salió de la habitación. Cuando regresó unas horas más tarde, parecía que la puerta de su vecino no dejaba de golpearse. “Parecía que la gente entraba y salía sin parar”, dice Jones. Alguien intentó abrir la puerta de Jones hasta que él les gritó. Pero el alboroto continuó.

“[Los gritos] sonaban maniáticos, como locos”, dice. “Escuché el más fuerte alrededor de las cinco y luego escuché las sirenas”. Horas después, Jones supo el nombre del ocupante de la habitación 310 cuando un amigo le dijo que había muerto. “Odio decirlo, nunca había oído hablar de Liam Payne”, dice Jones. “Pero lo busqué y pensé: ‘Vaya, este no es cualquiera’”.

Payne había sido la sensación del pop adolescente que conquistó Inglaterra en The X Factor (2010). Fue seleccionado para One Direction, que se convirtió en la mayor boy band desde NSYNC y Backstreet Boys. Cantó la apertura de “What Makes You Beautiful” y coescribió éxitos como “Story of My Life” y “Steal My Girl”. En 2017, su tema solista “Strip That Down” fue triple platino.

Payne formaba parte de la historia del pop, pero para Jones en CasaSur solo era una molestia. Desde el 13 de octubre, el cantante se hospedaba allí. Dos días después, Jones y Watson intentaron registrarse en la habitación 310, reservada seis meses antes, pero les dijeron que estaba ocupada por otro huésped que no pudieron desalojar.

Watson tampoco estaba muy familiarizado con One Direction, pero había oído rumores acerca de un invitado famoso que se comportaba de forma extraña. Le dijeron que Payne parecía desesperado por ser reconocido. Otra huésped, citada por el Daily Mail bajo el seudónimo de Rebecca, recordó que Payne actuaba de forma errática y gritaba: “¡Soy Liam! ¡Estuve en una banda de chicos, por eso estoy tan jodido!”.

Detalle de la habitación de hotel donde Payne pasó sus últimas horas, en Palermo, Buenos Aires. (Foto: Archivo La Nación)

“Era agresivo y ruidoso”, dice una persona que estaba en el vestíbulo y pidió el anonimato. “Era frenético… Parecía estar en malas condiciones mentales”. Watson dice que vio a Payne el día de su muerte alrededor de las 4:30 p.m. descansando en un sofá del vestíbulo hasta que algo en su computadora portátil lo enfureció. “¡A la mierda con esto!”, gritó. Murmuró incoherencias y tiró la computadora al suelo. “El personal del hotel tuvo que interceder”, dice Watson. “Varias personas lograron sacarlo del lobby”. Watson dice que el personal pareció llevarse a Payne a su habitación para “evitar que volviera a bajar o causara más escenas”. (La gerencia del hotel no respondió a las consultas para esta nota). Pero Payne regresó al lobby quince minutos después. Watson recuerda que se cayó sobre una mesa, aterrizó en el suelo y estaba “temblando o convulsionando”.

“Parecía estar semiconsciente”, dice Watson. “El personal del hotel se apresuró a ayudarlo; creo que intentaban hablar con él o hacer que recuperara la conciencia”. Mientras el personal se lo llevaba, Payne se tiró al suelo y echó espuma por la boca, según Daniel Salinas, que trabajaba como masajista en el hotel. Las imágenes de seguridad filtradas mostraban a varios hombres levantando el cuerpo inerte de Payne hasta el ascensor. “Estaba completamente drogado”, dice Salinas, que ayudó a trasladarlo a su habitación. “No había manera de llevarlo de pie”.

Después de la conmoción, Watson regresó a su habitación con su organizadora de bodas, dos pisos debajo de la 310. Dejaron la puerta del balcón entreabierta; era un lindo día. “Alrededor de las 5 p.m. –dice Watson–, vi un objeto caer con el rabillo del ojo. Nuestra organizadora de bodas lo vio de frente y parecía en estado de shock. Dijo: ‘Oh, Dios mío. Eso era un cuerpo’”.

De la cima a lo más bajo

Payne cayó unos 12 metros y murió a las 5:07 p.m. por politraumatismo y hemorragia. Un informe toxicológico preliminar reveló alcohol, cocaína y un antidepresivo en su organismo. Los fiscales en Buenos Aires señalaron que podría haber estado semi o totalmente inconsciente.

Aunque la noticia conmocionó al mundo, el declive era evidente. Tras el éxito con One Direction, Payne luchó con la fama y la adicción. Su único álbum como solista, LP1 (2019), no cumplió las expectativas, y después de la pandemia entró y salió de rehabilitación. Su exnovia lo denunció y sus últimas publicaciones en Snapchat lo mostraban aislado en Florida con su pareja, Kate Cassidy.

En su espiral final consumió drogas con un camarero, contrató trabajadoras sexuales y destrozó su habitación. Aunque estuvo rodeado de personas, nadie estaba con él cuando murió. Su historia refleja una típica tragedia pop: un artista talentoso en lucha con sus demonios. Sin embargo, una investigación sobre sus últimos años plantea la pregunta: ¿se pudo evitar su muerte? Nadie tiene aún la respuesta.

Payne les dijo a sus fans en Snapchat que estaba disfrutando de su viaje a Buenos Aires en las jornadas previas a su muerte. (Foto: Liam Payne/Snapchat)

La voz de Liam

El objetivo era armar la banda de chicos definitiva. Era la séptima temporada de The X Factor U.K., en julio de 2010, y los jueces Simon Cowell, Nicole Scherzinger y Louis Walsh estudiaban minuciosamente las fotos de los rostros. El trío ya había reunido a Harry Styles, Niall Horan y Louis Tomlinson (Zayn Malik se uniría más tarde). Cuando llegaron a la foto de Payne, Cowell comentó: “Fue la audición destacada”. “Creo que definitivamente brillaría”, dijo Scherzinger. “Pienso que en realidad podría ser el líder”, observó Cowell con admiración.

Payne, en muchos sentidos, se convirtió en el líder de One Direction. El compositor y productor Carl Falk, que trabajó en los primeros tres álbumes de 1D, describió a Payne como “el iniciador perfecto de una canción”. Su voz era segura y suave, con mucho poder y facilidad para conversar con otras voces. Liam compartió la estrofa de apertura con Styles en “Story of My Life”. En “History”, la última canción del último álbum de One Direction, Made in the A.M., Payne guía al grupo hasta la línea final, cantando a todo pulmón: “Baby, don’t you know? Baby, don’t you know? We can”, y luego con todos los demás, “live forever”.

La voz de Liam “es cálida, sólida, es confiable”, dice el extecladista y director musical de One Direction, Jon Shone. El talento y la confianza de Payne eran innatos, pero también se fueron desarrollando. Nació el 29 de agosto de 1993 en Wolverhampton, una ciudad pequeña en una zona industrial de Inglaterra. Sus padres, Geoff y Karen Payne, eran un técnico mecánico y una enfermera; tenía dos hermanas mayores, Nicola y Ruth (la familia Payne, a través de un representante, se negó a hacer comentarios para este artículo).

Liam llegó al mundo con un solo riñón funcional. “Cuando nací, estaba efectivamente muerto”, dijo en la autobiografía de la banda One Direction: Our Story de 2013. Pasó sus primeros cuatro años de vida entrando y saliendo de hospitales. En un momento dado, dijo, recibía “32 inyecciones en el brazo por la mañana y por la noche para intentar mejorar”. Chip Somers, un coach en sobriedad que trabajó con él en 2017 y 2018, recuerda que hablaron sobre su estado de salud. “Si vas a meter sustancias tóxicas en tu cuerpo y solo tenés un riñón, debés tener mucho cuidado”, dice.

Payne dijo que, de niño, nunca tuvo muchos amigos y que pasaba el rato con su padre. Después de sufrir acoso escolar en la secundaria, comenzó a boxear para defenderse; también aprendió a manejar sus problemas médicos para convertirse en un corredor de cross country de primer nivel. Pero el chico que escuchaba a Oasis en el auto de sus padres, cantaba karaoke y, a los seis años, sorprendió a un campamento de vacaciones con una versión de “Let Me Entertain You” de Robbie Williams, siempre tuvo los ojos puestos en la música.

Payne audicionó por primera vez para The X Factor en 2008. Con 14 años, cantó “Fly Me to the Moon”, mostrando carisma y ambición, pero fue eliminado. Cowell le dijo que tenía “potencial”, pero que su voz carecía de “agallas” y “emoción”.

Decidido a mejorar, pasó dos años enfocado en la música. Trabajó con compositores y productores, actuó en pubs y en un partido de la Premier League, y estudió tecnología musical en Wolverhampton College. Shone destaca la rica tradición musical de la región, cuna de bandas como Black Sabbath y Kasabian, donde tocar en vivo es clave para perfeccionar el talento.

“[Liam] tocaba en residencias de ancianos o cantaba por ahí, igual que yo”, dice. “En esta zona, la mentalidad es trabajar duro desde abajo. Muchos de nuestros padres (sé que los padres de Liam eran iguales) no venían de familias adineradas. Te enseñan a salir y ganarte el pan”. En 2010, Liam, que ya tenía 16 años, regresó a The X Factor luciendo el mismo corte de pelo infantil. Se ganó al público y a los jueces con una interpretación que resonaba con convicción y dinamismo.

Al pasar a la siguiente ronda, rodeado de su familia, dijo: “Me duele la cara, no puedo dejar de sonreír”. Payne, como todos sus compañeros de banda, podría no haber llegado más lejos si Cowell y Scherzinger no lo hubieran incluido en One Direction. El quinteto se puso en forma rápidamente y demostró su valía. Una interpretación de “Torn” de Natalie Imbruglia les valió un lugar en la final, después de la cual Payne tuvo que luchar para encontrar las palabras y contener las lágrimas: “He esperado mucho ese momento –dijo–. Estoy absolutamente eufórico, y con estos chicos significa mucho más”.

Su ética de trabajo estaba arraigada, pero The X Factor presentó una nueva rutina. Katie Waissel, una cantante que llegó a los cuartos de final, se hizo amiga de Liam; describe las largas jornadas y dice que los concursantes estaban “programados” para repetir el estribillo que les habían impreso los productores: “Estamos muy agradecidos por la oportunidad”. (Los representantes de Cowell y de los exintegrantes de One Direction no hicieron comentarios para esta investigación). Si ves los diarios en video que el quinteto grabó durante la competencia, dice Waissel, podés ver que Payne se vuelve “cada vez más vacío”. Sostiene que un trabajo de ensueño se convertía en “un espacio en blanco, una rutina, y eso no es lo que nadie imagina cuando entra en la música”.

Esa intensidad no disminuyó después de The X Factor. One Direction quedó en tercer lugar, pero incluso antes del final, se estaba convirtiendo en un fenómeno. Cowell aseguró a los fans que el final del programa era “solo el comienzo para estos chicos”.

“Es como ponerse un disfraz”

One Direction estuvo activa de 2010 a 2015, con seis años ininterrumpidos de trabajo, cinco álbumes de platino y cuatro giras mundiales con más de 300 conciertos. Fueron la boy band definitiva de la década y el único grupo en debutar sus primeros cuatro álbumes en el número uno del Billboard 200. Para 2020, habían vendido más de 200 millones de discos y acumulado 21 mil millones de reproducciones. El compositor Savan Kotecha recuerda trabajar en el segundo álbum de 1D en Estocolmo y ver a la policía abrirse paso entre la multitud, sosteniendo fotos de chicas reportadas como desaparecidas después de que se fugaran de casa para conocer a sus ídolos.

En internet, su fandom ayudó a definir la idolatría pop en la era digital. Para Payne, la banda representó su gran oportunidad artística. Shone lo describe como un “animal de trabajo”. Sam Watters, un productor que participó en los primeros álbumes de 1D y más tarde en el disco en solitario de Payne, dice: “Se notaba que sólo quería aprender a ser un mejor cantante, a escribir canciones”. Para el tercer álbum de One Direction, Midnight Memories de 2013, los cinco estaban más involucrados en la composición de canciones, pero Payne fue particularmente prolífico. Desarrolló una fuerte asociación con Tomlinson y, junto con los principales colaboradores de la banda, compusieron buena parte de los últimos tres álbumes de 1D.

“Cantar canciones es una cosa –dijo Payne en One Direction: Our Story–, pero cuando has escrito algo y escuchás al público cantando la letra, es una emoción enorme”. Su dedicación lo convirtió en un líder confiable y responsable. “Se lo tomó muy, muy en serio”, dijo Tomlinson sobre Liam en el documental de 2013 One Direction: This Is Us.

Con el tiempo se inclinó hacia el aura relajada y respetuosamente ruidosa que One Direction cultivó durante sus años de apogeo. Pero la diversión a menudo era diferente de la agotadora realidad de una banda importante. “Desde afuera, siempre parece que la estás pasando genial, y a menudo es así”, dice Shone. “Pero el concierto representa un porcentaje muy pequeño de la experiencia. Gran parte del tiempo te llevan del escenario al hotel y de regreso. No tenías tiempo para respirar mentalmente… Era esa sensación de estar enjaulado”.

Payne tomó su primer sorbo de alcohol en 2012. Tenía 19 años y había obtenido el visto bueno de su médico después de años de abstinencia; “las compuertas se abrieron” después de eso. En cuatro años, estaba consumiendo drogas de forma recreativa, según las fuentes. En entrevistas, relacionó sus adicciones con sus experiencias en las giras. Estaba la monotonía, la euforia y el desconcierto de realizar el mismo espectáculo noche tras noche para 60.000 fans que gritaban.

“Es casi como ponerse el disfraz de Disney antes de subir al escenario –dijo en 2019–, y debajo del disfraz, estaba borracho la mayor parte del tiempo, porque no había otra manera de entender lo que pasaba”. Después de los shows, vivía en los agotadores confines de aviones, autobuses y habitaciones de hotel. “La mejor manera de protegernos, debido a lo grandes que nos habíamos vuelto, era encerrarnos en nuestras habitaciones”, dijo Payne en 2021. “¿Qué hay en una habitación? Un minibar. Entonces, pensé: ‘Voy a hacer una fiesta para uno solo’, y eso continuó durante muchos años de mi vida. Luego mirás atrás y ves cuánto llevás bebiendo, y pensás: ‘Dios mío, eso es mucho’”.

Shone recuerda un momento en Sudamérica, al comienzo de la primera gira de estadios de One Direction, a principios de 2014. Pasó por la habitación del cantante y se quedó a tomar una cerveza. Liam se sinceró sobre “lo difícil de estar aislado” y la “locura” que rodeaba al grupo. “Nadie te enseña cómo es cuando vas en busca de la fama”, dice Shone. “Si alguien te dijera: ‘Acá tenés un libro, leé cómo es la fama, mirá cómo se siente… ¿Aún querés hacerlo?’”?

One Direction lanzó su último álbum, Made in the A.M., en noviembre de 2015, y en Rockin’ New Year’s Eve de Dick Clark, el ahora cuarteto (Malik había dejado la banda buscando ser “un joven normal de 22 años que puede relajarse”) actuó en vivo por última vez. Para Payne, fue un alivio. “El día que la banda terminó, pensé: ‘Gracias a Dios’”, dijo en 2021. “Necesitaba parar o me mataría”.

Payne recordaba como “mágico” su paso por One Direction, pero aclaraba que “debía seguir un cierto ritmo”. (Foto: Archivo La Nación)

Una carrera prometedora

Cuando One Direction terminó, comenzó la carrera solista de Payne (y su vida adulta). En 2016, cuando tenía 23 años, comenzó a salir con Cheryl Cole, de 33 años, la jueza de X Factor a la que le había guiñado el ojo años antes. Su hijo, Bear, nació en marzo de 2017, pero la relación no sobrevivió mucho más de un año. Dos meses después del nacimiento de Bear lanzó “Strip That Down”, con Quavo, el rapero de Migos, y llegó al Top 10 en los Estados Unidos y el Reino Unido. Fue un comienzo auspicioso. Pero Liam también enfrentó nuevos desafíos en esta nueva etapa. En una entrevista de 2019, recordó: “No tenía vida personal [en One Direction]. Recuerdo haber ido a terapia una vez. Cuando el tipo me decía: ‘¿Qué te gusta hacer?’, yo no lo sabía”. Los dos sencillos siguientes tuvieron éxito, pero no alcanzaron las alturas de “Strip That Down”. En lugar de salir de gira, hacía conciertos promocionales y programas de televisión. Sus adicciones empeoraron. Somers, el coach de sobriedad, recuerda haber recibido una llamada de los representantes de Payne a fines de año con el mensaje: “Necesitamos que vayas a verlo. Está muy jodido”.

Aunque la madurez de Payne había definido sus primeros días en One Direction, Somers encontró a un joven “que nunca había tenido la oportunidad de madurar emocionalmente por completo”. Describe a Liam como un “chico dulce y encantador que, como muchas personas con problemas de sustancias, sólo quería ser amado”. Lo ayudó a dejar las drogas y lo acompañó en la gira Jingle Ball a fines de 2017. Payne llegó a un punto en el que podía disfrutar de eventos sociales: jugar al golf, al bowling, hacer cosas que “alguien de su edad debería estar haciendo”, dice Somers. Siguieron trabajando después de la gira, pero dice que las exigencias de una carrera pop plantearon desafíos para la recuperación.

“Si sos un artista como Liam, que sale de One Direction, no tenés tiempo para detenerte y tomarte tres años para hacer el trabajo terapéutico”, dice, “tenés que seguir adelante”. Después de desintoxicarse, la vida de Payne se iluminó cuando conoció a una joven modelo, Maya Henry, en 2018 en un desfile de moda en Italia. Su relación se volvió seria el verano siguiente y él le propuso matrimonio en noviembre de 2019. También se puso a trabajar en su álbum debut con una variedad de creadores de éxitos, como Stargate, Ryan Tedder, Monsters and Strangerz y Steve Mac. Mientras tanto, como dijo Payne en 2019, “trataba de aprender a ser una persona”.

“Liam sufrió antes de hacerse famoso y tuvo un trauma infantil, luego fue arrojado a una industria despiadada, conocida por destruir a la gente”, dice una fuente cercana a Maya Henry. “Lograr fama y riqueza a una edad tan temprana contribuyó a sus problemas. Cuando era niño, se enfrentó a un cambio repentino en la responsabilidad, sintiendo el peso de apoyar económicamente a quienes lo rodeaban”.

Payne entabló un vínculo con el compositor Sam Preston, quien, como líder del grupo Ordinary Boys, tenía experiencia en bandas. También había tenido sus propios problemas con sustancias: en 2017, Preston sufrió una caída casi fatal desde un balcón en Dinamarca, que reconoce que es “loca e inquietantemente similar” a cómo murió Payne. Preston dice que se rompió casi todos los huesos del cuerpo y, durante su larga recuperación, escribió “Live Forever”, sobre la sobriedad, y esa experiencia le cambió la vida. Preston le mostró la canción a Liam, que la grabó para LP1 y finalmente la lanzó como sencillo.

Preston dice que pasaban el tiempo juntos, hacían música y, reconoce, a veces bebían. “Se podía sentir que había en él una brillantez que casi temía mostrar a la gente”, dice. Pero cuando LP1 llegó en diciembre de 2019, recibió críticas tibias y un éxito comercial mediocre. Debido a la pandemia, Liam nunca promocionó el álbum en giras, conformándose con una serie de shows a través de streaming.

Preston sugiere que Liam sintió la presión que conlleva alcanzar una fama masiva de joven y siempre te esforzás por igualarla o superarla. “Decía: ‘Tengo que ser el artista masculino más exitoso o soy un fracaso’. Pero esa es una tarea casi imposible”. También había otra presión: los cinco miembros de One Direction seguían siendo el centro de atención en distintos grados. Malik, Horan y Styles llegaron al número uno con sus álbumes debut. El segundo disco de Styles, el multiplatino y nominado al Grammy Fine Line, salió una semana después de LP1. “Ver a sus compañeros y hacer esa comparación era inevitable para él”, agrega Preston. “Si hay alguien propenso a comportamientos adictivos y problemáticos, creo que es una situación muy difícil”.

“Liam dijo que se sintió perdido cuando 1D terminó”, dice la fuente cercana a Henry. “Cuando LP1 no fue bien recibido, se deprimió y sintió que sus fans ya no lo apoyaban. Tuvo que seguir trabajando, ganando dinero y expresaba su preocupación por la presión de sostener a quienes lo rodeaban y se acostumbraron a cierto estilo de vida”.

En público, Payne parecía consciente de las deficiencias de su carrera y tenía claro su deseo de lograr más como artista. En 2021, reconoció que Styles se había “encontrado a sí mismo” en Fine Line, y agregó: “Escribí algunas canciones recientemente de las que estoy orgulloso y feliz, pero no siento que haya tenido ese momento todavía”.

La producción posterior a LP1 fue muy escasa: solo tres sencillos, lanzados en 2020, 2021 y 2024, respectivamente. Además de su tambaleante carrera en solitario, estaban los problemas de bebida, consumo de drogas y salud mental. Una fuente cercana a Henry dice que estos eran “una carga tal” que Payne “no podía trabajar bien”.

“Liam luchó con su sexualidad”, dice una fuente cercana a la situación. “Durante su relación con Maya, enviaba mensajes sexuales a hombres”. Su romance llegó al punto más bajo durante los confinamientos por Covid, cuando otra fuente dice que Henry finalmente comprendió la gravedad de las adicciones de Payne después de descubrirlo consumiendo drogas y bebiendo mucho.

Payne en la final de ‘X Factor’, donde One Direction quedó en tercer lugar. (Foto: Archivo La Nación)

“No estaba grabando; no estaba de gira”, agrega la fuente. “Era como si tomaras a alguien con problemas de salud mental, de drogas, y probablemente de sexualidad, luego le quitás todo lo que lo mantenía ocupado (grabaciones, giras, entrevistas) y se queda solo con sus problemas”.

En 2020, Henry se enteró de que estaba embarazada. Según una fuente cercana a ella, Payne le dio un ultimátum. “Liam le envió a Maya un largo mensaje diciendo que o abortaba y se quedaba con él, o criaba al niño sola y él no reconocería a ninguno de los dos”, dice la fuente. “Fue una sorpresa para Maya, porque Liam quería tener una familia e intentaban tener un hijo”. Finalmente, ella aceptó interrumpir el embarazo.

Después de varios otros episodios perturbadores, algunos de los cuales Henry describiría más tarde en una novela basada en su relación, incluidos casos en los que Payne supuestamente persiguió a Henry con un hacha, la empujó por una escalera y le reveló por error conversaciones de sexting con extraños, la pareja se separó en mayo de 2022. “Estaba cansada”, dice la fuente. “Cuidar a Liam era agotador. Maya pasó años a su lado, y él no buscaba ayuda por su consumo de drogas, arrebatos violentos o adicciones”. Cuando rompieron, ella había conocido el alcance de sus adicciones a las drogas: “Era normal que Liam consumiera cocaína, ketamina, MDMA y pastillas (Xanax y analgésicos)”, dice la fuente cercana a Henry por correo electrónico. “Empezó a fumar heroína”.

Aunque Maya Henry se negó a responder preguntas específicas sobre Payne, comentó sobre su relación en una declaración escrita a Rolling Stone. “Era alguien a quien amaba mucho”, escribió. “Inicialmente, fue el consumo de drogas y las adicciones lo que nos separó. Cualquiera que haya estado con un adicto entiende lo difícil que es. Si bien lo amaba profundamente, hizo cosas que me lastimaron de maneras que nunca entenderé del todo, y continuó lastimándome años después de que rompimos. Con las drogas se convirtió en alguien irreconocible, muy diferente de su yo sobrio. Seguía esperando que cada incidente fuera una llamada de atención para que buscara ayuda, pero nunca fue así. Traté de estar con él. Lo amaba tanto que me convencí de que podía arreglar las cosas. Me puse en situaciones inseguras y dañinas, ignorando cada señal de alerta”, escribe Henry.

“Sabía que había partes de él con las que luchaba, partes de su identidad que no estaba listo para enfrentar por completo, incluso dentro de nuestra relación… Al final, no fueron solo las traiciones o las adicciones las que nos separaron, fue darme cuenta de que había pasado años en algo que nunca fue lo que pensé que era. No lo culpo por sus luchas”. La fuente cercana a Henry dice que nunca denunció a Payne a la policía por su consumo de drogas o por sus estallidos. “Liam tenía muchos traumas personales profundos de los que Maya era consciente que ocurrieron mucho antes de que se uniera a One Direction”, dice la fuente. “Cuando se volvió violento, nunca se pensó que debía ir a la cárcel. Necesitaba ayuda o recibir apoyo de una institución para poder llegar a la raíz de sus problemas”.

Las frustraciones y adicciones de Payne salieron a la luz pública cuando apareció en el podcast Impaulsive de Logan Paul. Allí bebió whisky y habló sin parar, ganándose la ira de los fans de One Direction por criticar a Malik y ventilar viejos dramas de la banda; dijo haber rechazado a un compañero durante un altercado diciendo: “Si no quitás esas manos, hay una gran probabilidad de que nunca las vuelvas a usar”. Pero lo que pareció generar más burlas fueron las fanfarronadas sobre su carrera en solitario, como la afirmación evidentemente falsa de que “Strip That Down” había “vendido más que todos los de la banda”.

Después de eso, Payne comentó: “¿Cómo seguís a partir de ahí? Todavía no sé quién soy… esa es la peor parte”. En medio de estas payasadas se mostró como un joven desarraigado que buscaba una identidad después de más de una década en la máquina del pop. En cuanto a su falta de música nueva, dijo que le costaba escribir canciones basadas en su vida, que describió como “muy confusa” para un “chico que ha estado encerrado en una habitación de hotel desde los 15 años”.

Fingir felicidad en público

Payne voló a Argentina el otoño pasado por un asunto de rutina: los extranjeros que renuevan visas estadounidenses deben salir de Estados Unidos y presentarse a su entrevista en una embajada o consulado en el extranjero. Si bien la gente suele regresar a su país de origen para hacer esto, Payne eligió Buenos Aires, donde también pudo ver a su excompañero de banda Horan en concierto. Payne tenía un buen amigo, Rogelio “Roger” Nores, que también vivía en Argentina. Se habían conocido en una fiesta en 2020 y se volvieron tan cercanos que Liam una vez publicó un Snapchat negando los rumores de que estaban involucrados románticamente.

Antes de su llegada a CasaSur, Payne se alojó en la finca de un amigo de Nores, un entusiasta del polo llamado Gonzalo Avendaño. Nores se reunió con Rolling Stone en diciembre para varias entrevistas, y en ese momento, todavía estaba preocupado por cómo los fiscales podrían acusarlo en relación con la muerte de Payne, y habló con cuidado, moviéndose entre conversaciones oficiales y extraoficiales. Describió que compartía un estrecho vínculo personal con Payne que nunca se convirtió en profesional a pesar de todo el tiempo que pasaron juntos.
Nores, cuatro años mayor, nunca ha consumido drogas, dice, y estaba decidido a participar en actividades sobrias con Payne, incluyendo horas y horas de bowling cuando Payne vivía en Florida. “Nos dábamos mucho apoyo emocional”, dice. “Ese era el núcleo de nuestra relación”.

Nores no tiene antecedentes en la industria de la música; anteriormente invirtió capital para construir plantas de energía. El recepcionista del hotel donde murió Payne, Esteban Grassi, sugirió en una declaración al juez que Nores se presentó como su manager. Pero Nores mantiene que nunca ocupó el puesto ni estaba a cargo de las finanzas de Liam.

Nores ha negado ser el manager de Payne en entrevistas con Rolling Stone y en declaraciones legales. Sin embargo, estuvo frecuentemente a su lado durante las últimas dos semanas de la vida del cantante. “Era su amigo”, dice. “no era médico, no era psiquiatra, no era su tutor legal. Nunca tuve ningún control sobre eso. Yo no era su representante; no era su padre. No se puede hacer mucho”.

Desde afuera, cuando Liam llegó a Argentina el 30 de septiembre, parecía el alegre y encantador rompecorazones que conocía la fanaticada de One Direction. Posó para fotos con sus fans y publicó Snapchats sobre lo mucho que adoraba a Cassidy, su novia, a quien había conocido en el bar donde ella trabajaba en 2022. En privado, todavía estaba luchando. Había pasado gran parte de 2023 entrando y saliendo de rehabilitación. Su comportamiento era volátil, dicen las fuentes: buscaba drogas, enviaba mensajes eróticos a fans y contrataba trabajadoras sexuales. Nores, en su propia declaración escrita al juez, afirmó que las adicciones de Payne alcanzaron un nuevo nivel en 2023, incluyendo una “sobredosis grave” que lo dejó “cerca de la muerte”.

Ese mismo año, Payne y Cassidy se separaron brevemente. Maya Henry, con quien había mantenido contacto, lo vio fumando una sustancia, posiblemente crack, durante una llamada de FaceTime, según una fuente. Ese diciembre, afirma la fuente, Payne le envió imágenes explícitas de él mismo y una “foto íntima” de Henry que ella pensó que él había borrado. “Le envió un correo electrónico y le hizo saber que la distribución de fotos íntimas sin permiso era un delito y que debía borrar las imágenes”, dice la fuente.

En 2024 Liam se encontraba en una situación delicada. En marzo, el mismo mes en que lanzó “Teardrops”, ingresó a rehabilitación en España, pero no completó el programa. En abril, escribió Nores en su declaración, recayó nuevamente y fue hospitalizado “en estado grave, y los profesionales tuvieron que recurrir a maniobras de reanimación para salvarle la vida. Su padre intentó, sin éxito, internarlo en un centro psiquiátrico, a lo que Payne se opuso”. Pasó por más programas de tratamiento sin terminarlos. En medio de todo esto, el sello de Liam, Capitol Records U.K., lo abandonó.

Lo que podría haber sido un regreso a su carrera se tambaleó cuando no logró promocionar ‘Teardrops’. “Varias actividades de promoción se cancelaron, se ignoraron o no se cumplieron los compromisos”, dice una fuente cercana.

Cuando, unos meses después, se le sugirió al sello una gira por Suramérica, los representantes se opusieron. No estaba en condiciones. “El sello decidió terminar la relación laboral en lugar de seguir lanzando música”, dice la fuente. La separación de Capitol Records U.K. se formalizó legalmente en septiembre.

Pero hubo un período en el que el caos pareció apaciguarse. A principios del verano, Payne pasó varias semanas en otra propiedad de Avendaño, un amigo de Nores, un club de polo en la Florida. Durante su estadía, dicen las fuentes, Payne parecía estar sobrio.

Avendaño recuerda cómo Liam pasaba sus días dibujando y escribiendo canciones. Grabó un video de él tocando en un teclado. Avendaño incluso sugirió el polo como una actividad para ayudar a su salud mental. Tiene fotos de él a caballo con un casco de polo y un taco. “Liam estaba jugando al polo y se veía bien”, recordó el padre de Payne, Geoff, en una declaración a los fiscales argentinos.

Su exnovia Maya Henry (en 2020) le dijo a Rolling Stone: “Me lastimó de maneras que nunca entenderé del todo”.(Foto: Dan/Will/MEGA/GC Images)

Pero el artista todavía estaba consumido por sus demonios. “Cuando era prisionero de su ansiedad, te detenía y te preguntaba: ‘¿Tienes un número de teléfono de un traficante por aquí?’”, dice Avendaño. “Y yo decía: ‘No, Liam. No. No tengo idea’. Él decía: ‘Está bien, está bien’”.

Avendaño asegura que Payne también reflexionaba sobre sus relaciones románticas: deseaba reconciliarse con Cole y le preocupaba que los hábitos de gasto de Cassidy estuvieran fuera de control. (Nores también afirma en los registros judiciales que Payne apoyaba económicamente a Cassidy. No se la pudo contactar para que hiciera comentarios).

Fue durante este tiempo que Geoff Payne dijo que comenzó a confiar en Nores. “Roger, en ese momento, voluntariamente, se ofreció a hacerse cargo de Liam”, dijo en su declaración como testigo. Nores, afirmó, era un conducto frecuente entre padre e hijo. Cuando Liam murió, escribió Geoff, fue Nores quien le informó. Nores, por su parte, siempre ha mantenido que solo fue amigo de Payne. Una demanda por difamación que presentó contra Geoff en Florida en enero dice: “[Nores] nunca aceptó ser y nunca fue el cuidador de Liam. [Nores] no tenía un deber legal hacia Liam. Liam y [Nores] eran amigos y se brindaban mutuamente ‘apoyo de amistad’”.

La fuente cercana a Maya Henry dice que, a principios de mayo de 2024, Nores se puso en contacto con ella para pedirle consejo sobre cómo ayudar a Payne con sus adicciones y su carrera. “El pedido parecía genuino y ella sabía que Roger estaba tratando de ayudar, pero había algo inquietante”, dice la fuente. “Había intentado y fracasado durante años al buscarle a Liam la ayuda que necesitaba. Roger no parecía entender la complejidad de las luchas de Liam… Podía pasar meses sobrio sólo para luego recaer, y no se trataba de mantenerse limpio. Necesitaba enfrentar la raíz de por qué consumía drogas en primer lugar”. (Nores se negó a comentar sobre esta afirmación).

En julio, Payne firmó un nuevo contrato con los representantes de talentos de CAA, según informó Billboard. El mes siguiente, voló a Manchester y se desempeñó como juez invitado en Building the Band, de Netflix. Los miembros del equipo dicen que fue afable y positivo en el set, e incluso pasó un rato en la fiesta de despedida, algo inusual para una estrella. “Recordaba los nombres de las personas y era comunicativo y accesible”, dice Simon Hay, el productor y director de rodaje. Otro miembro del equipo lo recuerda como “igualitario y encantador” y dijo que “realmente quería ayudar” a los concursantes eliminados. “Fue un golpe extra cuando escuché la terrible noticia”, dice la fuente. “Ya no podría ayudarlos”.

AJ McLean, de Backstreet Boys, un compañero del jurado que ha tenido sus propias luchas con la adicción, recordó que Payne parecía sobrio en el set. “Conectamos de inmediato no solo a nivel musical sino a nivel humano”, dice McLean, “como si ambos estuviéramos viviendo una vida paralela. Nos hicimos muchos chistes graciosos de boy band. Tenía un ingenio rápido, ese humor británico agradable y seco”.

En un video de Snapchat de septiembre anunciando sus planes con Cassidy para visitar Argentina, Liam dijo que estaba ansioso por asistir al concierto de Horan en Buenos Aires el 2 de octubre. “Hace un tiempo que Niall y yo no hablamos”, dijo. “Tenemos mucho de qué hablar y me gustaría arreglar un par de cosas con él. No hay malas vibras ni nada de eso, pero simplemente tenemos que hablar”.

El día después del concierto de Horan, Payne fue a la Embajada de Estados Unidos para el turno por su visa. Lo que debía haber sido una tarea fácil tuvo un obstáculo, declaró Nores, cuando las autoridades insistieron en que un psiquiatra argentino lo evaluara porque había estado en varios centros de rehabilitación. La decisión creó un efecto dominó que mantuvo a Payne en Argentina durante las siguientes dos semanas. Liam se reunió con un médico el 6 o 7 de octubre, según la declaración de Nores, “para una consulta y un análisis de drogas (incluidos análisis de sangre y radiografías)”. Nores escribió que el médico no dijo nada “hasta donde yo sé” sobre que Payne requiriera atención médica. (Rolling Stone no pudo comunicarse con la embajada para confirmarlo).

Al mismo tiempo, las acusaciones sobre el comportamiento perturbador de Payne comenzaron a hacerse públicas. El 6 de octubre, en TikTok, Henry afirmó que el cantante había estado acosándola a ella y a su familia. “Desde que rompimos, me envía mensajes, me hace explotar el teléfono”, dijo, alegando que Payne usó varios números de teléfono y cuentas de iCloud para enviarle mensajes.

El comportamiento de Liam fue incluso más aterrador de lo que ella dejó ver. En una carta, revisada por Rolling Stone, que los abogados de Henry enviaron a Payne y sus agentes en CAA el 9 de octubre, Henry informó haber recibido mensajes preocupantes de un extraño sobre su conducta. “[Liam] comenzó a inundar mi teléfono con un correo electrónico de iCloud, y cuando le pregunté quién era, comenzó a preguntarme si quería fotos suyas o de su novia actual desnuda […] Dije que absolutamente no”.

Algunas capturas de pantalla incluían una imagen sexual, aparentemente de Liam, que los abogados de Henry censuraron, y mensajes con una solicitud vulgar: “Enviame videos de sexo y mamadas. ¿Alguna vez te envié alguno de Maya? ¿O de mis ex?”.
Pero no terminó ahí. La carta alegaba que él había “enviado imágenes y videos no solicitados y perturbadores” a Henry y su familia, incluidas “fotografías de sus genitales y varios videos del Sr. Payne realizando actos sexuales sobre sí mismo”.

“El objetivo [de Maya Henry] no era una compensación financiera; no buscaba dinero”, dice la fuente. “Quería obligar a Liam a someterse a un programa de rehabilitación, le exigía que se prestara a seis meses de tratamiento intensivo y un plan supervisado de cuidados posteriores… Se trataba de responsabilizarlo por sus acciones y asegurarse de que recibiera la ayuda que necesitaba desesperadamente”.

Cuando el padre de Payne, Geoff, que había volado a Florida para ver cómo estaba su hijo, se enteró de la carta, se preocupó por cómo estaba procesando las acusaciones de Henry. “Entiendo que lo afectaron emocionalmente, incluso si Roger y su novia [Cassidy] me decían que estaba bien”, escribió Geoff en su declaración. “Entiendo que no hablaron mucho de eso con Liam porque él era muy reservado sobre temas personales”.

El conflicto entre Henry y Payne se venía gestando desde hacía meses. En mayo, ella publicó Looking Forward, su novela en clave sobre su compromiso con Payne. En el libro describe una relación abusiva entre una modelo ingenua llamada Mallory y un cantante llamado Oliver Smith, exintegrante de una banda de chicos ficticia llamada 5Forward. “Básicamente, fue escrito como una autobiografía”, dice la fuente cercana a Henry. “Pero luego ella hizo pequeños cambios por razones creativas. Algunos de los diálogos son falsos”.

En Looking Forward Oliver toma cocaína, MDMA y pastillas, envía mensajes sexuales a otras mujeres y amenaza con suicidarse si Mallory lo deja. “Hubo una vez, mientras estaba bajo los efectos de la droga, que Liam intentó saltar desde el balcón de su ático y Maya tuvo que detenerlo”, dice la fuente sobre un incidente aparentemente basado en una experiencia real. En otra escena, Oliver empuja a Mallory, rompe una lámpara y la persigue con un hacha. Ella llama a su manager, quien le dice que lo deje, pero no lo hace. Después de un incidente en el que esnifa cocaína frente a la madre y la abuela de la niña (la fuente confirma que esto fue real), se arma de valor para dejarlo.

Por impactantes que sean las acusaciones, Henry puede haber dejado fuera lo peor. “Hay ciertas cosas que todavía está procesando”, dice la fuente. “Una cosa es hablar sobre cómo tu prometido le envió un mensaje de texto a tu madre con la foto de su pene, lo cual sucedió; otra cosa es lidiar con el abuso y hablar de eso públicamente”.

“Lo apoyé en sus momentos más oscuros, a través del caos, a través del dolor, a través de cosas que me quebraron de maneras que no puedo explicar”, dijo Henry en su declaración a Rolling Stone. “Y, sin embargo, cuando todo terminó, no me quedó nada más que vacío. El amor que di, los sacrificios que hice, no fueron suficientes porque nunca podrían serlo. No solo estaba desconsolada; me sentí defraudada, como muchas mujeres en mi posición. Pero lo que sí sé es esto: no se trataba de mí ni de nada que yo hiciera. Se trataba de luchas que escapaban a mi control. Y, al final, tuve que elegirme a mí misma. Tuve que alejarme, sin importar cuánto me doliera, porque permanecer en su mundo significaba perderme”.

Aunque la novela relata detalles horribles de la relación de Payne y Henry, Nores afirma que a Payne no pareció molestarle. “Lo mencionó una vez, pero no le preocupó en absoluto”, insiste.

Payne comenzó a salir con Kate Cassidy luego de conocerla en el bar de South Carolina donde trabajaba. (Foto: Ricky Vigil M/Justin E Palmer/GC Images)

Unas semanas después de la muerte de Payne, Henry descubrió más supuestos casos de distribución de fotos íntimas tomadas durante el tiempo que estuvieron juntos, según una fuente. Uno de los amigos de Liam se puso en contacto con ella, dice la fuente, y “le reveló que Liam había estado compartiendo las fotos íntimas durante mucho tiempo, mucho más allá de lo que Maya se había dado cuenta inicialmente, incluso desde su compromiso”. La fuente dice que Henry ve las acciones de Payne “no solo como una traición sino como un acto criminal” y contrató abogados para buscar una resolución legal.

“Después de todo, lo que más duele es que, incluso tras su muerte, me quedan las secuelas de sus acciones”, dijo ella en su declaración. “A medida que descubrí el alcance de su intercambio de imágenes no consentido… me enfrento a la complejidad de llorar por alguien que me importaba tanto, a pesar del dolor que me causó”.

Los patrones de Payne continuaron en su nueva relación. Las fuentes dicen que a principios de 2024, después de que Cassidy lo descubriera enviando mensajes sexuales a otras mujeres, revocó su acceso al teléfono, lo que lo obligó a usar su computadora portátil como medio de comunicación. “Me quedé con Liam en las buenas y en las malas”, dijo Cassidy en una entrevista de febrero con The Sun. “Y creo que el amor es muy optimista. Solo esperás que todo salga bien al final”.

El 12 de octubre, dos semanas después de que Payne y Cassidy llegaran a Buenos Aires, ella se fue. En un video de TikTok que mostraba a personas metiendo valijas en un auto, Cassidy dijo que había empezado a extrañar su hogar: “Se suponía que íbamos a estar allá cinco días, [pero] se convirtieron en dos semanas y necesitaba irme a casa”.

“Se despidieron muy felices”, dice Nores. “Quería casarse con ella. Dos días antes de morir, me preguntó si quería ser su padrino”. “Si pudiera ver el futuro, nunca me habría ido de Argentina”, dijo Cassidy a The Sun. “Cuando me fui de Argentina, pasamos un día maravilloso y él estaba muy bien. Estábamos llenos de amor y nunca hubiera esperado que esto ocurriera”.

“Se notaba que no estaba bien”

Hace años, el distrito de Palermo, donde se encuentra CasaSur, atrajo a productores cinematográficos y la gente comenzó a llamar al barrio “Palermo Hollywood”. Hay pequeñas plazas, boutiques, tiendas y muchos cafés. Las estrellas de la televisión local frecuentan la zona, pero si le preguntás a cualquiera, dirá que es raro que las celebridades internacionales se alojen en este hotel boutique.

Poco después de su llegada, según los fiscales, Payne reclutó a un empleado de CasaSur para que le llevara drogas. También se reunió con Braian Paiz, camarero de un restaurante cercano, al que le envió un mensaje de texto cerca de las dos de la mañana del 14 de octubre, según capturas de pantalla que Paiz publicó en Instagram. “¿Estás por acá? ¿Cuál es tu número?”, pregunta Liam.

“Tomábamos drogas juntos, pero nunca le llevé drogas ni acepté dinero”, dijo Paiz a Telefé Noticias en noviembre. “Pasamos la noche juntos”, dijo. “Consumimos drogas porque la verdad es que pasó algo íntimo”. Más tarde, Paiz negó haber tenido relaciones sexuales con Payne.

La mañana después de su cita con Paiz, Liam se negó a ver a Nores. “Quería estar solo”, según la declaración de Nores. Más tarde, este fue con Payne a hacer una foto para la visa. Cuando se vieron esa noche, escribió Nores, la habitación de Payne no tenía “rastros de consumo de narcóticos”. Un empleado del restaurante donde cenaron le dijo a Rolling Stone: “Se le notaba en la cara que Liam no estaba bien”.

A las 9:45 de la mañana del 16 de octubre, el día en que murió Payne, le envió un mensaje a una trabajadora sexual que encontró en Internet: “¿Querés jugar? Tengo todo el día. Te daría 5.000 dólares. Vení a mi hotel”. Luego le preguntó si su amiga se sumaría.

Mientras esperaba, se reunió con Nores para comer algo. Pidió un whisky. En su declaración, Nores dice que protestó, pero Payne lo bebió de todos modos. El cantante tenía su computadora portátil y dijo que estaba trabajando en música. También estaba enviando mensajes a amigos: Scherzinger, Avendaño y Jodie Richards, una coach de actuación de la juventud de Liam, todos dijeron haber tenido noticias de él ese día. Richards dijo que parecía animado.

Nores y Liam subieron a la habitación del cantante, donde Nores “personalmente no (detectó) la presencia de drogas ni signos de consumo”, según escribió en su declaración al juez. Nores se fue poco antes de las 11 de la mañana, y las mujeres que Payne había invitado llegaron media hora después con bebidas alcohólicas.

A las 2 p.m., Payne se había negado a pagarles a las trabajadoras sexuales. Las mujeres se quejaron al personal del hotel y la recepcionista llamó a Nores, quien dijo que no era su problema. Aun así, se dirigió al hotel. A las 3:30 o 4:00 p.m., según los fiscales, Liam compró cocaína a un empleado del hotel, y las trabajadoras sexuales se fueron.

Tras un funeral discreto, Payne fue sepulatado a las afueras de Londres el miércoles 20 de noviembre de 2024. (Foto: Jonathan Brady/PA Wire/dpa)

En esa misma hora, Nores vio el desorden en la habitación. Las fotos tomadas después de la muerte muestran un televisor destrozado y parafernalia de drogas, como polvo blanco, papel de aluminio y una pipa improvisada. Nores “expresó su descontento” con Payne por romper el televisor, escribió en su declaración. Se despidieron alrededor de las 4:15 p.m., después de que Payne dijera que iba a encontrarse con un amigo, que Nores creía que era otro huésped. En lugar de eso, Payne tuvo el colapso que Watson, el novio que se alojaba un par de pisos más abajo, presenció.

En los siguientes 45 minutos, el comportamiento de Liam preocupó al personal del hotel y ubicaron a cinco empleados frente a su puerta. Se fueron alrededor de las 5:03 p.m., según la declaración de Nores, basada en imágenes de seguridad que supuestamente revisó su equipo legal.

“Nunca imaginé que moriría”, dice Salinas, el masajista que ayudó a sacarlo del lobby. “Si hubiera sabido que la habitación estaba destruida, les habría dicho que lo mantuvieran en el vestíbulo y lo retuvieran”. Grassi, recepcionista de CasaSur, quien se negó a hacer comentarios para este artículo, llamó al 911 dos veces alrededor de las cinco en punto. “Necesitamos que envíen a alguien urgente porque no sé si su vida puede estar en peligro”, dijo en su primera llamada, solicitando ayuda médica, pero instando a que no hubiera presencia policial. “Está en una habitación con balcón y tenemos un poco de miedo…”. En su segunda llamada, pidió asistencia médica. La ayuda llegó demasiado tarde.

Echando culpas

Durante diciembre, los fiscales prepararon el caso penal para responsabilizar a quienes podrían haber contribuido a la muerte de Payne. El 27 de diciembre, acusaron a cinco personas. El empleado del hotel Ezequiel Pereyra y Paiz fueron acusados ​​de suministrar drogas a Payne; y Nores, Grassi y la gerente de CasaSur Palermo, Gilda Martin, fueron acusados ​​de homicidio culposo, que es similar al homicidio involuntario en los tribunales estadounidenses.

Los cinco han declarado su inocencia. Un abogado de Paiz negó las acusaciones y dijo: “[Están] buscando culpables y acusando a personas inocentes”. El abogado de Pereyra niega que su cliente haya suministrado drogas a Payne y dice que es “completamente inocente”. Y aunque los cargos contra Martin, Grassi y Nores se han retirado, Pereyra y Paiz fueron detenidos debido a la gravedad de los cargos en su contra.

Al momento de la publicación, se programó una audiencia de apelación para decidir si los cargos se alinean con la evidencia presentada. La jueza Laura Bruniard del tribunal penal de Buenos Aires aún no ha determinado si hay suficiente evidencia para que los casos vayan a juicio. Podrían pasar meses antes de que haya una resolución.
La jueza Bruniard dictaminó que Payne estaba tratando de “salir del balcón” de su habitación de hotel cuando se cayó. Aunque la jueza reconoció que el estado de ebriedad de Payne puede haber contribuido a la tragedia, no se dejó influir por las teorías de que Payne se había desmayado, saltado o perdido el equilibrio antes de su caída. Sin embargo, sugirió que los acusados ​​tienen cierta culpabilidad penal.

“No creo que [Martin, Grassi o Nores] planearan y quisieran la muerte de Payne… sino que crearon un riesgo legalmente desaprobado”, escribió. Martin y Grassi, agregó el juez, fueron “imprudentes” al permitir que fuera llevado a su habitación y lo dejaran solo.

El argentino Roger Nores estuvo muy cerca de Payne durante sus últimos días. (Foto: Archivo La Nación)

Una fuente cercana al fiscal porteño agrega: “[Martin y Grassi] sabían desde hacía dos o tres días que estaba rompiendo cosas, consumiendo [drogas y alcohol]. No se ocultaba”. Grassi niega la culpabilidad. “No fui responsable del cuidado personal de Liam Payne, ni legalmente ni en el marco contractual del servicio hotelero provisto por mi empleador”, escribió en la declaración que le dio al juez. Grassi también dijo que, en su opinión, Nores era mucho más responsable del cantante: se refirió a Nores como el manager de Payne y alegó que Nores reservó la habitación de Payne en CasaSur con su tarjeta de crédito.

Mientras tanto, la jueza describió a Nores como el “garante” de Payne. Escribió que cuando Nores lo vio por última vez en el hotel, aproximadamente 50 minutos antes de su muerte, debería haber visto que estaba intoxicado y vulnerable. Los fiscales inicialmente intentaron acusar a Nores de “abandono de persona seguido de muerte”, así como del “suministro y facilitación de narcóticos”. El cargo de abandono se redujo a negligencia y el cargo de drogas fue retirado.

Nores niega haber ayudado a Payne a comprar drogas. “Por supuesto, nunca le di dinero para drogas”, dice. “Nunca le di drogas. No bebo alcohol y nunca interactué con un dealer en mi vida”. Aun así, Geoff Payne lo culpa, afirmando que “rompió el formato de atención” en Buenos Aires cuando reservó a Payne su propia habitación de hotel después de la partida de Cassidy. “Así sucedió todo”, afirmó Geoff. “Roger sabía que el objetivo del grupo era mantener ocupado a Liam”, escribió, definiendo “el grupo” como Nores, Cassidy y el guardaespaldas, a quien Liam había despedido. “No podía dejarlo en una situación vulnerable”.

A principios de enero, Nores presentó una demanda civil en un tribunal federal de Florida acusando a Geoff de hacer declaraciones falsas y difamatorias a los fiscales argentinos. En última instancia, sugiere Nores, Liam era responsable de sí mismo. “Era una persona libre”, dice Nores. “Hacía lo que le daba la gana. Nadie lo paraba”.

“¡Justicia por Liam!”

A principios de diciembre, dos meses después de la muerte de Payne, el lobby del CasaSur está lleno de decoración navideña. El personal se reúne para una sesión de fotos con gorros de Papá Noel mientras suena “All I Want for Christmas Is You” de Mariah Carey. En el piso de arriba, el ambiente es más sosegado. Los pasillos están tenuemente iluminados: paredes negras interrumpidas por puertas negras, números de habitación grabados en oro. Frente a la habitación 310, un guardia de seguridad está sentado en una silla.

Afuera del hotel hay un altar que algunos fanáticos han cuidado a diario. Claveles, rosas y algunos girasoles grandes se encuentran en la base de un árbol; hay fotos, carteles y notas escritas a mano. “¿Cómo puedo olvidar a alguien que me dio tanto para recordar?”, dice uno, citando la canción de Payne “Remember”. “Tu recuerdo seguirá vivo hasta que mi corazón deje de latir”, dice otro.

El 11 de diciembre, algunos fans se reunieron frente a la oficina del fiscal en Buenos Aires, en un esfuerzo por mostrarles a los funcionarios que “estamos siguiendo el caso de cerca”, explica la organizadora Luana Bustamente, de 26 años. El fin de semana siguiente un grupo de 30 personas se reunió en la plaza Libertad y marchó hacia el juzgado cantando “¡Justicia por Liam! ¡Justicia por Liam!”.

Fanáticos del excantante de One Direction lloran frente al hotel Casa Sur, donde cayó y murió desde un balcón. (Foto: AP Foto/Natacha Pisarenko, Archivo)

“Es importante luchar contra esta injusticia”, dice Karla Reyes, de 20 años. “Se merecía una vida más larga y exitosa. Se merecía ver crecer a su hijo”. Dice que conoció a Payne frente a otro hotel de Buenos Aires en octubre pasado, y esperó casi dos horas para saludarlo mientras el cantante firmaba autógrafos y se sacaba fotos con sus fans. “Fue el mejor día de mi vida”, dice sonriendo.

Había sido una fan casual de One Direction, pero se sintió atraída por Payne durante su carrera solista, en parte por su disposición a hablar sobre su lucha con la adicción y la salud mental. La canción “Live Forever” (la que Sam Preston escribió sobre sus problemas y su caída casi fatal) tuvo una resonancia especial, dice Reyes, apaciguándola durante sus episodios de ansiedad y depresión. “Su música me ayudó cuando más lo necesitaba”. Reyes dice que estaba nerviosa por conocer a uno de sus héroes, pero cuando habló con Liam, él le ofreció compasión y consuelo. En un trozo de papel, le dibujó una flecha (como las que tiene tatuadas en el brazo derecho) y desde entonces ella se tatuó el dibujo en su propia muñeca.

“Le pedí que me prometiera que ambos estaríamos bien”, recuerda Reyes. “Tuvo toda la paciencia del mundo y dijo: ‘Sí, ambos estaremos bien’. Todo estará bien”.

Esta investigación de Rolling Stone contó con información adicional de Tomás Mier.

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