Un joven de 22 años, en estado de inconsciencia, entra en una sala de urgencias luego de haber sufrido lo que parece ser una sobrecarga eléctrica. Según los doctores, uno de los cuales es Claudio Serrano, es necesario reiniciar. Así comienza la historia de Reboot, un proyecto que más que ser el primer larga duración de Paul Thin, es un universo transmedia que el de Armilla afirma que continuará desentrañando en los siguientes meses.
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Aunque ‘Vértigo’ fue el pistoletazo de salida de esta nueva era musical, en realidad, Thin ya había dejado un abrebocas en su EP semi recopilatorio Spawnpoint (2024). “A mí me gusta contarlo como si pensáramos en un libro que tiene unas 15 páginas de prólogo y luego tienes toda la novela”, le explica el músico en exclusiva a ROLLING STONE en Español. “Spawnpoint para mí es el prólogo, mientras que Reboot es la historia principal”. Para él, aquel disco que presentó en noviembre pasado fue “una buena forma” de ir acostumbrando a su público a lo que escuchará en su LP debut. “Son dos discos dentro de un mismo universo narrativo”, dice.
La idea de desarrollar un concepto más distópico y tecnológico le surgió casi que de repente, cuando se aproximaba su gira de festivales del año pasado. En un principio, su siguiente proyecto iba a ser “más orgánico” e iba a tener tintes más de jazz y de rap puro, sin embargo, le entró la inquietud por hacer algo más “electrónico y oscuro”. A tres semanas de iniciar el tour, tuvo que cambiar la premisa tanto de sus shows como de su EP. La decisión, aunque arriesgada –lo único que tenía claro para ese entonces era que quería que su primer álbum fuese conceptual–, terminó por ser un acierto. Para él, Reboot nació como una forma de contar una historia de ficción que a su vez le permitiera tratar temas más introspectivos, y parte de esto último es plantear preguntas e intentar encontrar respuestas.
Este relato sigue a un personaje, encarnado por el mismo Paul, que para ser salvado tras hacer un cortocircuito, la información que guarda en su cerebro tiene que ser copiada a un chip, no obstante, para lograrlo se tiene que hacer un repaso por sus recuerdos y sus emociones. Los dos primeros singles que se conocieron, ‘Vértigo’ y ‘No es la mía’, con sus respectivos vídeos musicales, engloban muy bien esta idea pues mientras que en el primero se le ve siendo revivido, en el segundo comienza este extenuante viaje por su consciencia.
Esta travesía continúa con ‘Tuyo’, en donde en medio de un sonido futurista y voces robóticas dice que su corazón aún le pertenece a esa persona a pesar de que ya no estén juntos. La primera balada llega enseguida con ‘Descanso’, un tema en el que Thin, entre unas campanas de iglesia, expone sus dudas personales respecto a la fe. “Es una canción que sigue con esta incertidumbre sobre un drama existencial que yo he tenido desde hace mucho tiempo”, señala, aunque su letra bien podría hacer referencia a batallar con la depresión. Esta pluralidad de significados abundan a lo largo de los 14 cortes que conforman al trabajo dado que, muy al estilo David Lynch, Thin presenta este universo para que cada quien le pueda dar su propia interpretación sin que necesariamente sea él quien explique el porqué de cada palabra.
Cerca de la mitad se encuentra ‘Volverás a llamar’, una canción interesante que juega con diferentes sonidos como el jersey, el drill y el reggaetón, y que al mismo tiempo es una respuesta directa a su single de 2024, ‘Dónde’. “[Allí] decía: ‘¿Dónde está el amor?/No es que lo haya perdido, es que nunca fue mi voz’. Aquí dice: ‘¿Dónde estaba el amor?/Estaba perdido pero lo he encontrado y me volverás a llamar’”, apunta. “Ese día, más que nada, yo estaba jugando en el estudio y dijimos: ‘¿Y si aquí metemos un…?’”, recuerda sobre su proceso de creación.
“¿Y qué pasaría si…?” fue una pregunta que dio lugar a las “mayores locuras” del álbum dado que si bien el músico sostiene que estableció ciertas reglas para respetar su lore, de todos modos le dejó espacio al juego y a la posibilidad de experimentar con varios estilos musicales. Thin toma como ejemplo a ‘Descanso’, pues su versión más primitiva dista mucho de lo que terminó siendo al final. “Creo que estas cosas nacen gracias a ir al estudio sin pretensión, que eso es importante, y con la mente abierta a lo que pueda surgir”, opina.
Es así como tenemos cortes como ‘Mi corazón’, que tiene tintes de rumba y de trap, o ‘Quién’, que es una montaña rusa de emociones. “Es la canción que más tiempo tardamos en hacer, con mucha diferencia”, revela. Este tema, que ocupa el puesto número 12 en el tracklist, fue construido de tal manera que va acumulando tensión en sus dos primeras partes y termina por estallar en la última. Uno de los mayores retos que presentó al momento de su creación fue lograr una buena transición entre cada acto, pues al inicio entra con fuerza, en el medio –ambientado por un bajo y unos bongos– le baja la intensidad, y cuando parece que ha llegado la calma, culmina con más vehemencia en un grito aliviador.
“Prácticamente es lo que da paso a que se haya completado el reinicio”, explica. “Mi cabeza ya está traspasándose, ya se ha completado ese reinicio y yo me estoy preguntando quién soy. Por eso están las voces que se van distorsionando cada vez más. Es una canción que genera tensión, porque para mí es el clímax”.
El álbum cierra con ‘Luz’, la balada más popera del trabajo. Allí, Paul Thin nos informa que este proceso tan complejo ha finalizado, pero pese a no haber encontrado las respuestas que tanto buscaba, aún conserva la esperanza.
A lo largo de esta colección de canciones, está presente este dilema existencialista y filosófico que cuestiona hasta qué punto la tecnología y el ser humano pueden convivir sin que la primera reemplace al segundo. Por eso, y al tratarse de un disco conceptual, el músico buscó inspiración en obras como 1984, filmes como Blade Runner y Matrix, mangas como Akira y Evangelion, y novelas gráficas como Shangri-La. Incluso llegó a leer libros de ciencia teórica sobre Inteligencia Artificial, aunque afirma que esto lo hizo “ya por friki”. Él mismo lo desglosa de mejor manera: “Todo el concepto de Reboot es una historia súper humanista y tiene un trasfondo que se abre para generar un montón de dudas existenciales sobre el papel del ser humano y de la naturaleza en un mundo como este en el que parece que estamos entrando, en el que la IA y la tecnología vienen un poco para coexistir con nosotros”.
La mente creativa de Paul Thin trabaja sin descanso, quizás en parte por su pasado como estudiante de guion, por lo que es fascinante escucharlo hablar sobre cada detalle que hay detrás de su trabajo debut. Decir que se trata de un “trabajo” y no solamente de un “álbum” es a propósito, porque este universo de Reboot no se limitará a la música, es algo que irá mucho más allá pero cuyos detalles aún están por conocerse.
Al preguntarle si considera que este reinicio ha sido exitoso, contra pregunta: “¿A qué nos referimos con ‘exitoso’?”. Se contesta él mismo enseguida, con sinceridad: “no del todo”. Complementa su respuesta reflexionando sobre su paso de Pablo a Paul, pues al principio pensó que iba a ser un cambio mucho más grande, pero con el tiempo se dio cuenta de que se trató más bien de un proceso de madurez y de una excusa para empezar a pensar en las dudas que tenía a los 18 años. “Y de repente ahora, cuatro años después, [fue] encontrarme con que no es que haya sido cambiar de nombre y cambiar de personalidad, sino que la vida cambia y con eso también cambia tu forma de ver las cosas”, medita. Más allá de esta historia cyberpunk, regresando a la realidad, Reboot le permitió entender que la vida puede dar muchas vueltas, pero él también puede seguir siendo el mismo, aunque tenga un nombre distinto.
Ahora, regresando al asunto sobre el éxito, afirma: “Ese reinicio ha sido exitoso en muchas cosas. No tan exitoso en tantas, porque si hubiera sido exitoso, todas esas preguntas habrían quedado respondidas. Creo que este álbum, a mí mismo en este proceso de creación, me ha dejado claro que no ha hecho más que abrirme más preguntas y darme más campo para ver, recorrer y más preguntas para hacerme”. Esta también es la invitación para todo aquel que escuche Reboot. Más allá de apreciar los sonidos, las letras, la historia y los vídeos, no está de más cuestionar lo que sucede alrededor, o bien, dentro de sí mismo.
