Comienza el juicio contra Luis Rubiales por el beso a la futbolista Jenni Hermoso


El juicio contra el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ha dado inicio en la Audiencia Nacional, donde enfrenta cargos por agresión sexual y coacciones a la futbolista Jenni Hermoso. El proceso judicial se centra en el beso que Rubiales le dio a la jugadora tras la final del Mundial de 2023, un acto que Hermoso ha declarado en múltiples ocasiones que no fue consentido.

El incidente ocurrió el 20 de agosto de 2023, en el Estadio de Nueva Gales del Sur, en Australia, tras la victoria de la selección española en la final del Mundial. Según la Fiscalía, Rubiales presuntamente besó a Hermoso sin su consentimiento y, posteriormente, tanto él como sus allegados “ejercieron presión” para que la jugadora declarara públicamente que el acto había sido voluntario. La teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, calificó la conducta de Rubiales como “sorpresiva e impuesta”, sin previo consentimiento de la deportista, y añadió que Hermoso sufrió hostigamiento para que minimizara la gravedad de lo sucedido.

Sin embargo, el acoso no se limitó a la escena pública. Durante la celebración del equipo en Ibiza entre el 22 y el 25 de agosto de 2023, Rubén Rivera aparentemente intentó en repetidas ocasiones que Hermoso hablara con el responsable de Integridad de la RFEF para defender a Rubiales. Ante la negativa de la jugadora, Albert Luque se desplazó personalmente a la isla para insistir en que participara en un video justificando el beso. Hermoso continuó resistiéndose, y según la Fiscalía, Luque intentó persuadirla con mensajes privados, sugiriendo que su cooperación le aseguraría un futuro en la Federación, insinuando que su carrera deportiva podría verse afectada por el incidente.

Las declaraciones dieron inicio el 3 de febrero pasadas las 10 de la mañana, hora local en Madrid, con la comparecencia de Hermoso, cuyo testimonio se prolongó por más de dos horas. Durante su testimonio, la futbolista enfatizó que se sintió irrespetada, describiendo la situación como un abuso de poder al provenir del entonces presidente de la Federación. Posteriormente, declararon Ana Álvarez, exdirectora de fútbol femenino de la RFEF, y Patricia Pérez, quien se desempeñaba como jefa de prensa de la selección femenina en el momento de los hechos.

Créditos: Europa Press/Getty Images.

En su testimonio, Hermoso ha declarado que desde el primer día tuvo la intención de denunciar lo ocurrido. Relató que el beso ocurrió tras un abrazo y que no tuvo tiempo de reaccionar para evitarlo. Asegura que nunca escuchó a Rubiales pedirle permiso para besarla y que, en caso de haberlo hecho, su respuesta habría sido negativa. También contó que, poco después del incidente, le advirtió a Rubiales que su accionar tendría consecuencias porque “esto no está bien”.

Hermoso describió el impacto emocional que vivió después del incidente, destacando que se sintió desprotegida por la Selección. Durante el vuelo de regreso, habló con Ana Álvarez, quien le aconsejó que no participara en ningún intento de justificar lo ocurrido, pues podrían manipular la situación. Además, la capitana del equipo, Ivana Andrés, le confió que también estaba siendo presionada para minimizar la gravedad del caso.

Rubiales no es el único acusado en este proceso. También están implicados Albert Luque, exdirector deportivo de la selección masculina, Jorge Vilda, exentrenador de la selección femenina, y Rubén Rivera, antiguo responsable de marketing de la Federación. Según la Fiscalía, los tres presionaron a Hermoso para que respaldara públicamente a Rubiales, intentando justificar el beso como un gesto consensuado.

Desde el ámbito político, la portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE, Esther Peña, expresó su apoyo a Hermoso y subrayó la importancia de que este caso sea un precedente para rechazar cualquier tipo de violencia sexual en el deporte. Peña resaltó que la sociedad española ha mostrado su apoyo a la futbolista, dejando claro que no está sola en este proceso.

Este juicio marca un punto crucial en el tratamiento de la violencia de género en el ámbito deportivo. La defensa de Rubiales sostiene que el beso fue espontáneo y sin una “mala intención”, mientras que la Fiscalía insiste en que se trató de un acto no consentido y seguido de presiones indebidas. 

Noticia en desarrollo.

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