Ya ha pasado un poco más de un año desde que Bruses publicó su EP Cuando ella me besó probé a Dios, un disco en el que le compartió a su público y al resto del mundo una cara diferente de la vulnerabilidad que la ha caracterizado desde que comenzó a publicar sus propias canciones en 2019. A pesar de que siempre ha sido transparente respecto a sus luchas con la salud mental, aquel disco era íntimo en una dimensión distinta, ya que significaba la primera vez que hablaba sobre sus relaciones personales. Esa vez utilizó su música para desahogarse de las heridas y la confusión que le quedaron tras una relación pasada, pero una vez lo hizo, sintió miedo y pensó para sus adentros, “No, esta no soy yo”.
Aunque para otres artistas escribir sobre amor y desamor suele ser como cepillarse los dientes, y abundan canciones acerca de eso, para ella hacerlo era demasiado, y estuvo a punto de mandar el disco al baúl. Entonces les dijo a sus fans, “¿Saben qué? No lo voy a sacar”. Fue una declaración que les molestó y ahora considera un error, de modo que decidió no hacer un lanzamiento comercial y en lugar de ello organizar un “funeral” para el EP. La transmisión para darle “el último adiós” tenía un aura lúgubre, y mientras ella cantaba temas como ‘Crimen’ o ‘Transplante de corazón’, sus músicos tocaban violas, violines y violonchelos. Al final, el trabajo gustó tanto que decidió lanzarlo de manera oficial, aún con un poco de recelo.
“Casi nunca hablaba de este EP porque siento que no me representa como artista, siento que es más como una catarsis que tuve que hacer, pero siento que no soy yo musicalmente”, cuenta. “Siento que fue un momento muy pequeño en mi vida en donde me sentía así y luego me moví a otras cosas”. Aunque en su momento no lo quisiese, Cuando ella me besó probé a Dios terminó por servirle como transición y su salida terminó de cobrar sentido cuando recibió una nominación a los recientes Latin Grammy por Mejor álbum de pop/ rock y, a pesar de que no ganó, terminó por entender que necesita “confiar más en el universo”.
Cuando recibió la nominación a mediados de septiembre, dedicó su logro a las lesbianas por la temática sáfica del disco, y agradeció al arte drag por haberla inspirado y permitirle ser ella misma. “Yo creo que Bruses existe 100 % por el drag”, afirma antes de explicar el por qué.
Vivió en Tijuana durante los primeros años de su vida y al provenir de una familia “de rancho”, cuenta, se alimentaba con la comida que podían costear. El sobrepeso no estaba satanizado en su círculo cercano, por lo que no lo veía como algo The Mix negativo hasta que entró al colegio y fue víctima de hostigamiento. “Todos los niños me hicieron bullying porque me veía como me veía, y eso me destruyó cabrón”, recuerda. “Es muy triste porque ves mis fotos de chiquita y puedes ver cómo me apagaron completamente la luz de los ojos, porque los niños son muy crueles”.
La situación destruyó su autoestima –asunto que dice aún tratar en terapia– pero sintió esperanza cuando descubrió el mundo drag a partir de RuPaul’s Drag Race. En su cabeza de niña era como si les participantes “jugaran a vestirse como quisieran”, para luego desvestirse y ser personas del común. “Se me hacía fascinante el hecho de poder salir de tu propia piel, actuar para el mundo y luego volver a tu propia piel”, añade. Al contar su historia hace un salto en el tiempo para sostener que luego de sobrevivir a un accidente de automóvil a los 20 años, se despertó siendo Bruses. “Tal vez suena muy cliché, pero me desperté sin miedo de ser lo que toda la vida quise ser. Esas cosas que veía, me atreví a hacerlas porque dije, ‘¿Sabes qué? Ya me morí, ya no puedo caer más bajo, por el amor de Dios’”.
Fue entonces cuando comenzó a vestir y a tener el cabello como quería, sacando a relucir una personalidad que le habían forzado a ocultar, o que no había tenido el valor para expresar. Aunque la manera en que relata su experiencia del nacimiento de Bruses da a entender que fue una cadena de hechos, el punto de partida fue ver a las drag queens siendo libres y seguras de sí mismas. Por eso es que considera que, de algún modo, Bruses es su drag persona que le permitió adquirir confianza para enseñarle al mundo su arte.
Cuando esta conversación tuvo lugar, habían pasado pocos días desde los eventos dentro del marco de los Latin Grammy y ella acababa de llegar a su casa en México, lugar en donde iba a recargar “su batería social” tras la vorágine de la última semana. A pesar del agotamiento, atendió esta entrevista con su característica actitud desenfadada, no sin antes asegurar que únicamente se había maquillado para la llamada. Para ese entonces también habían pasado unos 15 días desde la publicación de ‘I’m So Happy’, el sencillo que marcó el inicio de una nueva etapa para su proyecto artístico.
Habiendo lanzado Cuando ella me besó probé a Dios, la cantante y compositora mexicana se muestra emocionada por los nuevos comienzos y por la canción en cuestión, que es el abrebocas de un trabajo que llegará en 2025. Bruses ha afirmado que este será su álbum más conceptual hasta el momento; finalmente se sintió lista para hablar sobre su experiencia cercana a la muerte. ‘I’m So Happy’ es el único corte que se conoce del LP, pero permite entender o, por lo menos, hacerse una idea sobre lo que vendrá musicalmente para ella.
“He tenido más tiempo para soñar, que a veces se nos olvida y es igual de importante que trabajar. A veces se nos olvida por mantenernos ocupados, alcanzando algo que ni sabemos qué es”. — Bruses.
La canción dista un poco de sus trabajos previos, pues es más experimental e incluye beats industriales que rememoran a inspiraciones suyas como Björk, Grimes y Arca, y que a su vez construyen una atmósfera caótica que va muy bien con el asunto abordado aquí. Justamente, el tema trata sobre el caos que tenía dentro de su cabeza antes del accidente, lanzando versos irónicos y punzantes como, “¿Me prestas un cargador? Es que me quiero ahorcar”.
Por años, Bruses intentó hacer música sobre este episodio tan traumático, pero simplemente no le salía. “Tres, cuatro y cinco años después, no podía hablar de eso, era intocable, y me di por vencida. Y ahora finalmente mi cerebro ya dijo, ‘Es momento de contarlo’”, dice con orgullo. “Ha sido un tripsote porque ya han pasado siete años y aun así entrar desde otro lugar, desde otros ojos, otra consciencia a ese evento tan traumático para ahora hacer música ha sido muy sanador y extraño. Siento que era necesario y solo lo pude haber hecho en este momento de mi vida”.
¿Cómo sucedió? No lo sabe con certeza. Sólo sabe que su proceso de composición siempre ha sido muy intuitivo, y que al haber comenzado a escribir desde tan chica –ella misma se enseñó a componer cuando apenas era una niña–, es como un músculo que ya tiene bien entrenado. Este es un hecho que soporta al contar que para su segundo álbum de estudio escribió alrededor de 150 canciones que más adelante tuvo que reducir a 20 y luego a 13, aunque no ha terminado de definir cuántos cortes tendrá en total. Ser un manantial de letras también le ha permitido diferenciar entre cuáles vale la pena o no incluir en el disco, pues por más que suenen bien, deben quedar por fuera si no están en consonancia con el concepto. “¿Quiero canciones cool que vayan a funcionar en la radio, o quiero realmente respetar la historia que quiero contar?”, se preguntó. Eligió lo segundo.
Por el momento, se desconoce el título que llevará este LP y su fecha de lanzamiento, pero la artista tijuanense sostiene que está en sus últimas fases. Comenta con entusiasmo que trabajar en él “fue como jugar a hacer música por primera vez” y su proceso le permitió volverse a enamorar de su arte.
A unas cuantas semanas de terminar 2024, Bruses asegura haber disfrutado mucho del año con todos los cambios que hizo en su vida, y aunque tuvo que aprender a decir adiós, considera que fue necesario para avanzar en beneficio de su carrera. “Este año también he tenido más tiempo para mí misma y para soñar, que a veces se nos olvida y es igual de importante que trabajar”, dice. “A veces se nos olvida por mantenernos ocupados, estar corriendo, alcanzando algo que ni sabemos qué es, entonces este año tuve mucho más tiempo para soñar, y lo agradezco”. Asimismo, se muestra agradecida por poder pagar la renta con su música y por todas las personas que están aportando su granito de arena para que esto continúe así pero, sobre todo, agradece poder perseguir su libertad.
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