Y la doncella cabalgó por Bogotá


Alabar un concierto de Iron Maiden es como llover sobre mojado. Esta gente nunca decepciona. Y ya que hablamos de llover, incluso el clima contribuyó para que el regreso del sexteto a la ciudad tuviera un marco espectacular.

El Estadio El Campín estaba absolutamente abarrotado, y con mucha anticipación era realmente difícil encontrar entradas para un concierto que mucha gente esperaba desde 2011, cuando los ingleses tocaron en Bogotá como parte de The Final Frontier World Tour. Antes, en 2008 y 2009, habían venido en medio de la gira Somewhere Back in Time, una retrospectiva por sus más grandes canciones.

En esta oportunidad, que nos mostró en los medios a gente acampando en las calles para el concierto, se trataba del tour The Future Past, en el que el repertorio estaba enfocado sobre los álbumes Senjutsu (2021) y Somewhere in Time (1986).

Cuando las luces empezaron a apagarse mientras sonaban ‘Doctor, Doctor’ (UFO) y parte de la música que Vangelis hizo para Blade Runner, el público mostraba ya una emoción incontenible. Luego el escenario permaneció a media luz durante la introducción de ‘Caught Somewhere In Time’, para explotar en seguida con la cabalgata de estos seis gigantes sobre el escenario.

La voz de Bruce Dickinson sonó clara y potente, costaba recordar que hace menos de 10 años había tenido un cáncer en su garganta. Su presencia escénica y su carisma pusieron de rodillas a unas 40.000 personas que se entregaron en cuerpo y alma bajo el cielo sin nubes.

LUCHO CABANZO

Steve Harris apuntaba con su bajo, en ese gesto amenazante y legendario que solo él puede hacer mientras toca de esa forma. Harris es, junto a Cliff Burton y Lemmy, uno de los bajistas más importantes, carismáticos y hábiles en el metal, responsable de una leyenda que se acerca al medio siglo de historia.

Atrás, oculto en medio de tambores y platillos, estaba el siempre confiable y sonriente Nicko McBrain, dándole soporte a Harris y a las tres guitarras de la banda. Nicko se mostró contenido, pero preciso; a los 72 años ya no es el animal salvaje de Live After Death, y se ha recuperado del accidente cerebrovascular que sufrió en 2023. Por encima de todo, Nicko es Nicko, nunca falla, y la gente le demostró todo su amor.

LUCHO CABANZO

El trío de guitarras integrado por Dave Murray, Adrian Smith y Janick Gers, estuvo impecable, dando melodía, crudeza, brillo y solidez a clásicos como ‘The Prisoner’, ‘Can I Play With Madness’, ‘The Trooper’ o ‘Fear of the Dark’. Murray sigue siendo el tipo tranquilo de toda la vida, Gers no paró de saltar y mover su brazo como un Pete Townsend metalero, y Smith fue más protagónico y virtuoso que nunca al asumir el liderazgo de las seis cuerdas con una tranquilidad pasmosa y solos increíbles. Su actual relevancia al interior de la banda parecía confirmada incluso por el manejo de las cámaras para las pantallas gigantes.

LUCHO CABANZO

Por supuesto, Eddie hizo sus apariciones en ‘Stranger in a Strange Land’, ‘Heaven Can Wait’ y ‘Iron Maiden’ (esa joya del proto-thrash de 1980), que lo trajo caracterizado como en la portada de Senjutsu. En ‘Stranger in a Strange Land’ fue un vaquero del futuro, y en ‘Heaven Can Wait’ usó su pistola durante un duelo con Dickinson.

Los telones del escenario cambiaban constantemente, y nos llevaban por ciudades de ciencia ficción, por campos de batallas celtas, o por una Nueva York en la que Eddie encarnaba a la Estatua de la Libertad, recordándonos que el imperio del norte acaba de escoger (una vez más) a un monstruo como presidente.

Fue, en resumen, una noche inolvidable, y Dickinson prometió que Iron Maiden volvería para celebrar con nosotros los 50 años de la doncella. “¡Ustedes han sido el mejor público de este puto tour, y pueden ser el mejor público de este puto mundo!”, gritó. Tal vez se lo diga a todas sus audiencias, pero queremos pensar que hablaba con el corazón.

LUCHO CABANZO

Al final, mientras McBrain quedaba solo sobre el escenario, y se despedía lanzando baquetas, la gente hacía un coro que gritaba, “¡Nicko, Nicko!”, y todo parecía indicar que éramos testigos de un amor correspondido.

Bogotá confirmó, una vez más, que es la ciudad más metalera con el indicativo telefónico +57; en este año Rock al Parque tuvo al metal como gran protagonista (desde Testament hasta Mago de Oz, pasando por Haggard o Sacred Reich), y bandas como Megadeth o Slipknot agotaron las entradas en visitas que necesitaron fechas adicionales.

Ojalá Iron Maiden vuelva pronto en su Run For Your Lives World Tour, los estaremos esperando.

Llueva, truene o relampaguee.

LUCHO CABANZO

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